Odín un Dios Soberano

Odín un Dios Soberano

La preferencia de Odin por la élite se extiende a todos los ámbitos de la sociedad. Como jefe de los Aesir, es el arquetipo divino de un gobernante. Es el legendario fundador de numerosas líneas reales, y los reyes son tan propensos como los guerreros chamánicos a reclamarlo como su beneficiario.

Los pueblos germánicos, como otros pueblos indoeuropeos, tenían una jerarquía social / política de tres niveles: el primer nivel estaba representado en los gobernantes, el segundo, por los guerreros y el tercero, por los agricultores y las persona dedicadas a la producción y la fecundidad.

Los dioses y las diosas también se pueden asignar a este esquema, y Odin, junto con Tyr, correspondería al primer nivel, los gobernantes. Sin embargo, la diferencia crucial entre Tyr y Odin es que Tyr tiene mucho más que ver con el gobierno de la ley y la justicia, mientras que Odin tiene mucho más que ver con el gobierno de la magia y la astucia. Tyr es el gobernante sobrio y virtuoso; Odin es el gobernante tortuoso, inescrutable e inspirado.

Paradójicamente, Odin es a menudo el dios favorito y el ayudante de los forajidos, aquellos que también fueron desterrados de la sociedad por algún crimen especialmente atroz. Al igual que Odin, muchos de esos hombres eran poetas guerreros excepcionalmente fuertes y apáticos hacia las normas sociales establecidas: Egill Skallagrímsson (La saga de Egil) y Grettir Ásmundarson (La saga de Grettir, el fuerte) son dos ejemplos. Saxo Grammaticus, el historiador danés de finales del siglo XII /XIII, incluso cuenta la historia de que Odín fue proscripto de Asgard durante diez años para que los otros dioses y diosas no se viesen empañados por la vil reputación que había adquirido entre muchos humanos.

Cualquiera sea su estatura social, los hombres y mujeres favorecidos por Odin se distinguen por su inteligencia, creatividad y competencia en la proverbial "guerra de todos contra todos". Si esas personas se convierten en reyes o criminales es principalmente una cuestión de suerte.