La mostaza: los beneficios para la salud que no conocías
La mostaza: los beneficios para la salud que no conocías

La mostaza: los beneficios para la salud que no conocías

Por Noelia Livetti. Especial para CodigoCBA desde Villa María.

En la gastronomía, para darle una buena sazón a las comidas se recurren a condimentos y aderezos: convierten en algo muy simple en un plato sabroso. Uno de esos condimentos es la mostaza, el cual es de contextura pastosa, color amarillento y sabor picante. En esta ocasión Código CBA te informará acerca de los primeros usos sobre esta semilla y los beneficios de su consumo.

Sus primeros usos

Se cree que los romanos fueron quienes desarrollaron el preparado de mostaza que hoy conocemos, mezclaban el jugo de uva sin fermentar -mosto- con semillas de mostaza -llamadas sinapis- para formar el “mosto ardiente” y así la empleaban en la gastronomía. También se empleaba como planta medicinal aplicada como remedio contra los dolores de cabeza o como digestivo.

Se considera a la Edad Media como el primero en que tuvo auge esta especia. De hecho, se empieza a emplear como condimento de carnes (sobre todo vacunas) y tal vez para ocultar el sabor de la carne en mal estado. En el siglo XIII, aparece en casi todos los platos de la gastronomía europea, y su cultivo se intensificó; así se puede comprobar en las ciudades de Cremona en Italia y Dijon en Francia; en esta última la producción continúa hoy en día, y se considera una de las primeras del mundo (una gran parte de la producción mundial proviene de esta región de la Borgoña y, la otra, de Canadá).

En la actualidad, se emplea como salsa acompañante en comidas rápidas como salchichas y hamburguesas. La variedad francesa o tipo Dijon se utiliza en platos estilo gourmet.

Los beneficios de su consumo

 

  •  Es una fuente potente de ácidos grasos omega-3 y omega-6 idóneos para el sistema cardiovascular, ya que reducen los niveles de triglicéridos hasta en un 30%, mientras que aumentan los niveles de HDL o colesterol bueno. Del mismo modo, tales ácidos grasos reducen la presión arterial en individuos hipertensos, previenen la formación de coágulos sanguíneos y placas en las arterias.
  •  Contiene una gran cantidad de fitoquímicos llamados glucosinolatos que combaten varios tipos de cáncer, como el cáncer de vejiga y el de cuello uterino. Con la ayuda de las enzimas mirosinasas presentes en la mostaza, los glucosinolatos se descomponen para formar isotiocianatos, responsables de inhibir el desarrollo de la enfermedad mediante la neutralización de carcinógenos, eliminando sus efectos tóxicos y previniendo otras mutaciones en las células cancerosas.
  •  Es rica en minerales como el calcio, magnesio, manganeso y fósforo fundamentales para fortalecer tus dientes y protegerlos de la erosión provocada por ácidos. Además, previene el sangrado de las encías y es esencial para tener huesos fuertes, previniendo el riesgo de desarrollar osteoporosis.
  • Además, aumenta la producción de saliva en la boca, donde comienza el primer paso de la digestión. Acelera el metabolismo y la digestión de los alimentos, previniendo el exceso de gases y la hinchazón. 
  • Contienen vitamina A, vital para el crecimiento del pelo, así como proteínas que fortalecen el cabello y previenen la aparición de puntas abiertas. En cuanto a la piel la vitamina C, el azufre -que mata bacterias y hongos- o la propia vitamina A muestran fantásticos resultados.
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  • El magnesio reduce el dolor menstrual o dismenorrea, además de espasmos musculares, reumatismo e incluso dolor más profundamente inervado, como el dolor de muelas. También proporciona alivio de enfermedades respiratorias gracias a sus cualidades expectorantes, descongestionantes y calefacientes que permiten expulsar flema y mucosidad de la garganta y de los pulmones, reduciendo también la fiebre. Por otra parte, las semillas de mostaza también son conocidas por ser útiles en la prevención de ataques de asma debido a la presencia de cobre, hierro, magnesio y selenio.
  • Contiene potasio, un mineral que actúa como un electrolito para mantener el corazón, el cerebro, los riñones y otros sistemas orgánicos funcionando en buenas condiciones. Los electrolitos ayudan a transmitir señales eléctricas en todo el cuerpo y mejoran los reflejos nerviosos.

Las semillas de mostaza se cultivan en climas fríos con suelos húmedos. Sus semillas son pequeñas y redondeadas y crecen en vainas de poco tamaño.  Existen tres tipos de mostaza: blanca, negra y silvestre (la de color marrón), siendo la blanca la más utilizada mundialmente.

 Receta de salsa de mostaza casera

Ingredientes: 70g. de semillas de mostaza blanca, ½ taza de vinagre blanco, ¼ taza de vino blanco, 30ml. De agua, 1 y ½ cucharada de miel, 1 pizca de cúrcuma en polvo, 1 pizca de sal.

Procedimiento: Escoger semillas de mostaza blancas frescas y en buen estado, y colocarlas en un recipiente, preferiblemente de vidrio. Añadir a las semillas la media taza de vinagre blanco y el cuarto de taza de vino blanco. Luego agregar 30 ml. de agua, la cucharada y media de miel, la pizca de cúrcuma en polvo y la pizca de sal. Mezclar muy bien todos los ingredientes de manera que queden integrados. Tapar el recipiente de modo que quede herméticamente cerrado. Puede hacerse con un papel film. Refrigerar la mezcla durante cuatro días, para que se maceren muy bien las semillas de mostaza y se junten los sabores. Al pasar el tiempo de maceración, triturar con una licuadora de mano hasta que se logre una salsa homogénea. De no disponer de este tipo de utensilio, usar la licuadora que hará el trabajo perfectamente. Verter la salsa en un frasco con tapa y conservarla en la nevera. Una vez refrigerada, se recomienda dejar reposar la salsa de mostaza casera, al menos ocho días. Esto a fin que merme un poco su sabor amargo.