El aniversario de CÓRDOBA, una de las ciudades fundadas por Jerónimo Luis de Cabrera
Por Rubén Omar Scollo
Este 6 de julio se festeja el aniversario de la creación o la fundación de la ciudad de Córdoba, la segunda o tercera del país, según las consideraciones de “quien analice la historia, las estadísticas y los índices demográficos”. Y a casi 450 años, de que ese “noble caballero” llamado Jerónimo Luis de Cabrera decidía plasmar esa aventura; la Docta festeja. Para las celebraciones, la Dirección de Turismo Municipal (como siempre lo ha hecho) llevará a cabo en homenaje a ese “visionario” y a su esposa, Luisa Martel de los Ríos, ciertas acciones conmemorativas, aunque esta vez acotadas por la situación que atraviesa toda la provincia por motivos de la pandemia que azota, no sólo a la propia Córdoba, sino al mundo entero.
Jerónimo Luis de Cabrera había nacido en Sevilla, en una familia perteneciente a la nobleza y muy joven sintió una fuerte vocación militar que se aunó a su espíritu inquieto. Llegó a estas tierras tan lejanas por aquellos tiempos, como representante fiel de la Real Armada Española. Se estableció en Cuzco, Perú, donde contrajo matrimonio con una joven viuda de 20 años, llamada Luisa Martel de los Ríos.
La nacionalidad de su bella esposa era panameña, quien a una edad que galanteaba con su juventud, ya había tenido un matrimonio y había sufrido la muerte de una hija. Su carácter e inteligencia la ayudaron a sobrellevar las pérdidas y la forjaron como la gran musa del conquistador hispano. Puede hasta afirmarse, sin dudarlo, que la historia entre ambos se fue afirmando a lo largo del tiempo, con un destino que más tarde sería especial.
La vida en este continente a más de no estar plagada de situaciones placenteras, seguramente (según data en los registros época) debió haber sido más dura para Luisa, ya que debió abandonar la cómoda casona que Jerónimo construyera en Cuzco para acompañarlo en su trayecto al Valle de Ica, lugar donde su esposo fundó la ciudad de Valverde -actual Ica- 10 años antes de hacer lo propio con Córdoba.
Fue esa campaña la que lo catapultó a ser considerado “el Corregidor de Charcas y Potosí “y, posteriormente, nombrado gobernador del Tucumán. Y allí fue Luisa con él, a Potosí, con un nuevo traslado de residencia junto a todos sus pequeños hijos, que fueron trasladados ubicados en incómodos canastos a lomo de mula. Su fiel mujer le iba dando herederos y en la misma medida él, Jerónimo, fundaba ciudades. El fundador de Córdoba, como reconocimiento a su devoción por Córdoba, está perpetuado a través de una estatua que lo homenajea en la plazoleta homónima.
Como gobernador del Tucumán, Don Cabrera tuvo no sólo el mandato de “poblar una ciudad en el valle de Salta”; ya que sus acciones no se limitaron en esos pagos. Ya en 1572, fue erigido gobernador de Santiago del Estero. Fue allí cuando entendió que la ciudad que pensaba fundar debía encontrarse más al sur, en búsqueda de una salida al mar. Cien hombres lo acompañaron en esa oportunidad, seguros de llegar a tierras fértiles donde habitaban los comechingones.
Un 24 de junio, la expedición comandada por el propio Cabrera, llegó a las inmediaciones del río Suquía, al que Jerónimo Luis llamó San Juan y el 6 de julio de 1573, se realizó la ceremonia de rigor para fundar Córdoba de la Nueva Andalucía, en franco recordatorio de de su amada esposa Luisa, y de sus ancestros. Para esa nueva aventura contó con la colaboración conquistadora de sus hijos Gonzalo y Pedro Luis, Francisco de Torres, Lorenzo Suárez de Figueroa, Hernán Mejía Mirabal, Blas de Rosales, Juan de Ludueña, Miguel de Ardiles, Tristán de Tejeda, Alonso de la Cámara, Damián Osorio, Luis de Valderrama y también del capellán Francisco Pérez de Herrera, entre otros nombres que actualmente figuran en el memorial de ingreso de la iglesia San Francisco, donde también descansan sus restos.
Cabe reconocer que la etnia comechingona (de acuerdo a lo recogido por relatos y crónicas de la época), “no había ofrecido resistencia alguna al fundador de la Docta”, hecho también reconocido en charlas brindadas amablemente en los colegios Dr. René Favaloro y otros, de la localidad serrana de la Falda; por un emblemático representante de Punilla quien es descendiente directo de los antiguos habitantes, Don Tulián. El autoproclamado poseedor de sangre de esa etnia, destacó la convivencia de los comechingones con el creador de la capital provincial.
Apenas un año después de radicarse en esa tierra anhelada, Gonzalo Abreu de Figueroa lo había suplantado como gobernador y mandó a ejecutar a Jerónimo, acusándolo de traición y desobediencia a la Corona Española. Un triste final por todo lo hecho por el fundador de la Docta en parte de nuestro territorio argentino. Y la ciudad capital crecía aceleradamente desde su fundación. La desobediencia de Jerónimo fue entendida con el tiempo como una decisión estratégica, que asumió como hombre de armas y gracias al ímpetu de Luisa, su nombre y su honor fueron restaurados.
La expedición ejecutada por el noble caballero español, había tenido como objetivo principal establecer un corredor que vinculase de forma directa, el Virreinato del Perú con España, sin tener que realizar el recorrido hasta entonces, que consistía en atravesar la costa del Pacifico hasta Guatemala y desde ese punto ,cruzar hacia el golfo de México, para luego embarcarse hacia España o en definitiva, la Península Ibérica.