¿Y el anillo para cuándo? Los vínculos y la responsabilidad afectiva

¿Y el anillo para cuándo? Los vínculos y la responsabilidad afectiva

Por María Laura Becerra;
Pedagoga Social; facilitadora de género y activista de DDHH

Actualmente nos encontramos más desencontrados que nunca, por un lado se reproducen vínculos tradicionales que solo aspiran al amor romántico y la búsqueda de complacer y perder la esencia por un otro;

Y por otro lado lo “litght”; donde se dejan de lado la responsabilidad de los vínculos y la empatía donde todo “aparenta descartable y barato”. El compromiso parece algo pasajero y efímero, donde no se dan conexiones reales.

Si bien se entiende que nada es para siempre, no quiere decir ….Desentenderse de las emociones de la otra persona, la empatía, el respeto, el consentimiento y la responsabilidad del vínculo, confianza y honestidad; “con la mayor humildad que se puede tener en tener en brazos a otra persona”. El amor romántico, sabemos que está pasando por una metamorfosis y es obsoleto…

Ya que los parámetros tradicionales no son factibles ni coherentes; porque sabemos que reproducen conductas de violencia micromachistas, pero esto se aleja de la posibilidad de encontrarse con una persona y poder “acompañarse” en un momento de la vida, o lo que pueda durar. “Lo free”; lo “superficial” es moneda corriente y quienes pongan un freno a esto; “parece algo irrazonable”; ¿realmente podemos pensar en vínculos de amor libre si hay desigualdad de género o solo sería una posibilidad para que el hombre se siga privilegiando? ;

Ya que es …Querer tener “más siempre” y el “consumo descartable” no es un tema nuevo. Consumimos personas en los vínculos afectivos y emocionales… Como si comparamos un producto que nos “encaje bien en este momento”, “que no traiga inconvenientes, ni hijxs”, ni quejas “que me haga sentir placer obligatoriamente” y “lo más estético y estereotipante que se pueda”; después….sin ninguna responsabilidad ,solo por aclarar que “yo no busco nada”. Donde la libre libertad, aparece más como obligación al “solo” goce.

¿Qué lugar se le da a la mujer en los vínculos? Además de un rol pasivo, una cosificación de su cuerpx, una necesidad de complacer siempre, y poca decisión en cuanto a lo que realmente quiere? Parecen dos caras de la misma moneda, sin alguna alternativa posible al verdadero compañerismo y los vínculos de sostén emocional y familiares. El compañerismo parece desvanecido, en estos significantes del consumo y el amor es “una palabra fantasiosa”, cuando genera a niveles de salud integral y social muchos beneficios. La soledad y el distanciamiento son lo que reproduce el individualismo y egoísmo frente de la toma de decisiones de “tener o consumir parejas”: “Si es real, que dure y no perdamos tiempo”; apostemos a nuevos vínculos que mantengan nuevas pautas y contratos de salud y donde se contemplen las emociones y negociemos el poder, para una igualdad en la forma que nos vinculamos”