Un chirlo, una cachetada, un tirón de oreja: No educa ni enseña
Por Javier Cabral. Especialista en Intervención Social en Niñez y Adolescencia.
Es común escuchar hablar sobre la inclusión social de jóvenes y adolescentes, sobre todo de aquellos en condición de vulnerabilidad, promoviendo su participación y pleno desarrollo como así también de la atención a adolescentes en conflicto con la ley. Como así también las acciones de apoyo dirigidas a las infancias.
Las etapas entre la infancia y la juventud, pasando por la adolescencia, representan períodos de vida muy delicados, especialmente en los momentos de transición. Se trata además de edades donde se concentra la mayor vulnerabilidad.
La pobreza, por ejemplo, tiene un alto índice de incidencia en la niñez.
El desempleo juvenil es más del doble del que se observa entre los adultos.
De aquí la importancia de implementar políticas públicas dedicadas y especializadas. Ya que la inversión social en el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes genera impactos positivos que duran en la edad adulta de las personas, redundando también en un aumento de la productividad, en un mayor desarrollo humano y contribuyendo a romper el ciclo intergeneracional de la pobreza.
Pero es necesario que fomentemos una crianza con respeto, amor y cuidado porque en nuestro país 7 de cada 10 niños reciben algún tipo de maltrato, de acuerdo a datos aportados por UNICEF, el 54,4% de los chicos y chicas son víctimas de castigo físico, un 62,5% de agresión verbal y un 72,9% de cualquier otra práctica de disciplina infantil violenta.
El Día Mundial de la lucha contra el Maltrato Infantil se conmemora el 25 de abril de cada año con el fin de concientizar e informar sobre la violencia a los niños y niñas, así como abogar para desnaturalizar el maltrato que es frecuente en muchas sociedades. Niños y niñas están expuestos a diario a diversas formas de maltrato, como el daño físico y psicológico, el trabajo infantil y el abuso sexual. Las estadísticas en la Argentina son alarmantes y la situación empeoró desde que comenzó la pandemia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define "maltrato" como "cualquier acción u omisión de acción que viole los derechos de los niños, niñas y los adolescentes y afecte la posibilidad de que disfruten de un grado óptimo de salud, que afecte su supervivencia o su desarrollo". Según las estadísticas del organismo, una cuarta parte de los adultos manifiesta haber sufrido maltratos durante su niñez.
De acuerdo con los datos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, en 2020 se registró un aumento del 20% de los llamados a la línea 137 (por violencias intrafamiliares y/o sexuales), respecto del 2019. Según los números oficiales, la violencia familiar creció un 28% y los abusos sexuales, un 13%. El nuevo Código Civil de Argentina –vigente desde 2015– prohíbe expresamente no solo el castigo corporal hacia los chicos sino también el psicológico. En su artículo 647 lo expresa con claridad: "Prohibición de malos tratos. Auxilio del Estado. Se prohíbe el castigo corporal en cualquiera de sus formas, los malos tratos y cualquier hecho que lesione o menoscabe física o psíquicamente a los niños o adolescentes. Los progenitores pueden solicitar el auxilio de los servicios de orientación a cargo de los organismos del Estado".
Por su parte, desde UNICEF, señalaron que, en Argentina, los métodos de disciplina violenta, que incluyen castigos físicos y maltrato psicológico, afectan a 7 de cada 10 chicos y chicas de entre 2 y 4 años, según el estudio global "Una situación habitual: violencia en las vidas de los niños y los adolescentes".
"La violencia hacia los chicos es una problemática global y es especialmente preocupante cuando ocurre al interior de los hogares e involucra a los adultos cuidadores, personas que, en lugar de proteger y acompañar a los niños en su crecimiento, los lastiman física y emocionalmente", afirmó Roberto Benes, Representante de UNICEF Argentina. "La violencia durante la infancia y la adolescencia deja marcas imborrables en los chicos y tiene consecuencias en su desarrollo presente y futuro", agregó.
Para el segmento de niños de 2 a 4 años, Argentina se encuentra levemente por debajo del promedio global, con un 54,4% de castigo físico, un 62,5% de agresión verbal y un 72,9% de cualquier práctica de disciplina infantil violenta. En detalle, esto significa que el 54,4% de los chicos y chicas de entre 2 y 4 años recibe golpes, palmadas en el brazo o la pierna, zamarreos, sacudidas o chirlos de parte de los adultos que los cuidan, porcentaje que se reduce a un 44,1% entre los 5 y los 14 años.
En relación al uso de disciplina infantil violenta contra niños de 2 a 4 años, Argentina (72,9%) se encuentra dentro de la media cercano a países como Sierra Leona (73,6%) y México (69.9). En el 63% de los hogares se utiliza la agresión verbal, en el 40% el castigo físico y en un 10% castigos físicos severos. En muchos casos estas prácticas se suman: es frecuente que, en un mismo hogar, se utilicen castigos físicos, castigos físicos severos y agresiones verbales.
Las políticas Publicas y el compromiso social hacia la prevención de la Violencia de genero ha tomado una gran fuerza y visibilizacion, hoy es tiempo de darle el mismo impulso a las políticas en prevención del Maltrato hacia niñas, niños y adolescentes, por ejemplo, Córdoba cuenta con un Ministerio de la Mujer y un Polo integral, en esa misma línea de protección de derechos se debería conformar un Ministerio de niñez, adolescencia y juventud. A nivel internacional se desarrollan 16 días de activismo contra la violencia de género, pero solo uno contra la violencia hacia las infancias, quizás es tiempo de empezar a despertar como sociedad, dejar de mirar para otro lado e involucrarnos.
Si conoces a alguien que este pasando por una situación de violencia infantil o familiar, podes dar a conocer la situación cualquier día, las 24 horas, a Línea 102, La línea telefónica de las chicas y los chicos. Es un servicio gratuito y confidencial, de atención especializada sobre los derechos de niñas, niños y adolescentes. Podes llamar ante una situación de amenaza o vulneración de derechos o si necesitas asesoramiento.
Educar y criar desde el amor y no desde la violencia es un proceso vital e imprescindible para el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes. Un camino con idas y vueltas que merece toda nuestra atención y compromiso individual y social.