Testimonio: "El peor dolor de ser un -loco- es ser rechazado y discriminado"

Testimonio: "El peor dolor de ser un -loco- es ser rechazado y discriminado"

Por Antoñeta Toya

Mis traumas son mi arte; alguna gente dibuja paisajes, algunos tocan el piano, otros cantan, pero, creo que; en el más profundo del arte, se absorbe el trauma y la angustia; que son viabilizados, y manifestados por nuestros miedos e inseguridades; por eso el arte puede sanar.

 SI comenzamos a implementar técnicas, guías en espacios artísticos, para que se pueda construir nuevos mundos posibles, que sanen, que alteren ese trauma, transformando nuevas posibilidades, nuevos mundos posibles.

Siempre los pacientes que sufrimos trastornos mentales, tenemos una familia disfuncional, familia que ha marcado huellas, que ha inyectado una fuerte idea, dando los pasos del paciente y muchas veces dificultando sus capacidades.

Por eso tenemos que trabajar el ambiente familiar, para que contenga, oriente a su familiar que sufre, de una forma; que cambie a una mirada más positiva hacia él; y no la vista de una persona problemáticas o imposibilitada

 Esto podría empoderar a los enfermos, brindarles un rol social, con una categoría simbólica más positiva y creativa.

En este momento me doy cuenta que tengo rechazo a la sociedad, ¿para qué relacionarme con ellos? ¿Es odio? ¿Injusticia? ¿Incomprensión?, creo que es un poco de todo…

Considero que la sociedad estereotipa la conducta y la psiquis del loco y lo que no pueden entender como sociedad; lo excluyen.

Los enferman más, los encierran en lugares oscuros, fríos y sin alma, pasillos deteriorados, enfermeras deshumanizadas, doctores con superioridad, gente muriendo, matándose el alma, los abandonan en esos lugares y discriminan sus conductas; porque son raras.

Y así no encajamos, y ¡que nos queda? ¿Modelar nuestras conductas?

Creo que la idea sería totalmente lo contrario; trabajar en educación y la aceptación de la diversidad.

EL ENFERMO SEGUIRA SIENDO ENFERMO SI NO CAMBIAMOS NUESTRA MIRADA HACIA EL.

Nos exigen encajar en un sistema formal de enseñanza y trabajo, que nos perjudica e incrementa nuestras crisis.

Sé que el loco sufre no se adapta; y queda excluido por esa falta de entendimiento que tienen como sociedad.

Muchas veces no sostenemos nuestros trabajos, y toda nuestra estabilidad comienza a quebrantarse, somos retados en la escuela, o obligados a sentarnos de la misma forma que el resto…. a pensar igual, a actuar igual.  ¡Esto no es inclusión!, está muy lejos de serlo.

Hay que trabajar en las escuelas la integración social y NO solo normalizar a la persona que tiene una discapacidad o convive con algún trastorno.

Quien redacta es Antoñeta toya, tengo 29 años, a los 16 años fui víctima de abuso sexual, mi padre era violento y mi madre siempre tuvo una mirada negativa de mí, como cual oveja negra.

Fui varias veces víctima de violencia psicológica en relaciones vinculo sexo afectivas, fui acosada muchas veces en boliches, bares, en la misma calle.

-Esto es el parte del discurso que siempre menciono a un psicólogo o psiquiatra que recién me conoce, en la primera sección.

A mis treinta años, no tienen un diagnóstico sobre mí, algo así como que están entre un trastorno de la personalidad y trastorno de asperger. Consumo risperin, clonazepam, meplar, rebien . Trabajé en el penal juvenil de córdoba, en centros de integración escolar y actualmente trabajo en un centro de medio camino de la misma ciudad (mini loquero); fui int4ernada en un hospital psiquiátrico 22 días por intento de suicidio.

Vi muchas cosas que cuesta expresar con simples palabras, pero de a poco voy tratando de entender el mundo de la locura, desde los dos lados.

Fui a urgencia en hospitales para calmar mis crisis; en mis crisis comienzo a balancearme, golpearme algunas partes del cuerpo, sin lastimarme mucho, a veces tapo mis odios y no me gusta que me toquen físicamente; en ese momento necesito mi espacio personal y comienzo a empeorar mi comportamiento si me tocan en ese momento.

Una vez en mi vida, tuve inconvenientes o “brote” en que me había obsesionado con símbolos. Creía que símbolos como por ejemplo… “que alguien tenga una remera roja; significaba algo para mí, como un posicionamiento social, o simplemente una señal de algo”

Luego de ese periodo, mis crisis nunca fueron más graves que esa, se refieren a que; Actualmente tengo crisis donde lloro y hago lo que describí más arriba, crisis de ansiedad, y de angustia.

- Esto también es parte del discurso, que escuchan todos los médicos y profesionales la primera vez que conversar conmigo; y tengo una constante ansiedad; Por el momento se que “algo tengo”.

Creo que además de saber poco de la mente humana estamos lejos de una verdadera aceptación y tratamientos a los pacientes que sufrimos estas angustias… y estoy en la búsqueda de la verdad como los antiguos pensadores de la locura y sobre todas las cosas, mi verdad.

Considero que al tener un diagnostico especifico, podría tener un tratamiento más adecuado a mi diagnóstico y medicación más funcional.

Soy pedagoga social, diplomada en acompañante territorial de género, realice varios seminarios de sociedad e individuo, capitalismo y diversos cursos.

Me pareció siempre una locura, como se asemejan las instituciones penales con el neuro, son siempre apartadas de la sociedad, son instituciones cerradas, que prohíben la libertad y tienen conductas, pautas y modalidades similares en su estructura tanto material como el rol de los que trabajan allí. Realice un informe sobre esto, cuando estaba trabajando en el penal para la universidad nacional de córdoba y me pidieron en esa época que lo borre del sistema, pero después de vivirlo y experimentado en mi internación, no tengo dudas de esas semejanzas.

Las redes sociales y los medios de comunicación nos violentan, somos una sociedad frustrada, porque nos muestran las posibilidades, pero no tenemos las oportunidades para lograrlo.

“Vivimos creyendo como motor de vida, desesperados para conseguir un mejor modo de vida. “Eso genera frustraciones y una constante ansiedad…. los cuerpos estereotipados generan la disminución del estado de ánimo y autoestima, afectando inclusive nuestra vida sexual.

Y vamos viendo como muchos cumplen sus objetivos, esos que dicen que hay que cumplir, y nosotros vamos quedando afuera de eso: “El amor y los buenos tratos nos pueden salvar.”

Yo trabajo en un lugar donde no hay seguridad real, pero doy mi vida por mi trabajo y mis principios, considerando que sea la mejor forma de morir, una muerte digna.

La pobreza y la marginalidad son moneda corriente y juntan destruyen a las personas y sus posibilidades de poder tener más derechos y una mejor calidad de vida.

Así la política no reacciona antes los problemas de salud mental, que todavía siguen siendo tabúes y seguimos siendo discriminados.

Somos ignorantes ante este mundo de personas que necesitan tratamientos fortalecedores y de empoderamiento. Necesitamos un ambiente armónico y seguro para nuestro crecimiento personal, necesitamos jornadas reducidas de trabajo, necesitamos ser escuchados.