Personajes del  pasado intangible de Barrio Güemes

Personajes del  pasado intangible de Barrio Güemes

"Hoy Polo Cultural de Artesanías, Diseño y Arte de la ciudad de Córdoba”

Según instrumentos elaborados por la UNESCO: El patrimonio cultural no se limita a monumentos y colecciones de objetos, sino que comprende también tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes, como  tradiciones oralesartes del espectáculousos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional

Es en este contexto de historia oral que la Artesana Celina Bevacqua materializa esas voces en estos personajes cargados de historias de violencia de género como es el caso de Ramonita Moreno, de invisibilización con los personajes y oficios de nuestros afrodescendientes, de discriminación entre los “Cajetillas  y los “Abrojaleros”, y demás historias de nuestros inmigrantes en la Córdoba de fines del siglo XIX y principios del XX.

Sus personajes fueron creados en base a estas tradiciones orales en técnica de papel y barro y las que hoy publicamos forman parte del conjunto” Personajes, Mitos y Leyendas de Güemes “(artesanías pertenecientes la colección del Museo Iberoamericano de Artesanías)

 Las tradiciones populares de barrio Güemes, las pequeñas historias de lo que  se convirtió en armoniosa comunidad, deben su memoria a la amorosa inspiración y trabajo de don Azor Grimaut en su libro “Duendes de Córdoba”.

ABROJALEROS Y CAJETILLAS

A los habitantes de la franja oeste de La Cañada se los llamaba abrojaleros porque sus ropas genuinamente criollas solían llevar prendidas semillas de abrojo que inadvertidamente transportaban en sus visitas al centro, motivo frecuente de bromas y chanzas. Esta circunstancia consolidó el topónimo del lugar como El Abrojal.

Los abrojaleros, resentidos ante el calificativo comenzaron a llamar despectivamente a los jóvenes del centro cajetillas, queriendo aludir con ello a sus modales atildados y sus ropas de inspiración europea.

Pronto la rivalidad entre ambos grupos sociales creció y dio paso a enfrentamientos físicos. Los cajetillas ya estaban iniciados en el arte del boxeo que había difundido Jorge Newbery y lo practicaban con solvencia. Los abrojaleros eran más rudos y confiaban en su valentía y en la potencia no tan estilizada de sus puños. Se cuenta que los domingos, después de la misa de 11:00, los cajetillas se arrimaban hasta un lugar fronterizo, como era el de las cinco.

LOS OFICIOS DE LOS AFRO-DESCENDIENTES EN EL VIEJO PUEBLO GUEMES

Se ubican los 1eros artesanos, los afrodescendientes dieron una impronta al pueblo nuevo y al abrojal, fue asentamiento de esclavos, libertos y mestizos, muchos de ellos lo usaban como modo de trabajo y subsistencia. Hacían el arte sanado, de sombreros, herreros, plateros, zapateros o talabarteros.

El predio también fue asiento de carretas donde descargaban mercaderías que se comercializaba en la zona.

Hacia 1889 se dispuso en el lugar la construcción de 84 viviendas para obreros, fue ésta una iniciativa del intendente Revol que fue criticado por la sociedad cordobesa.

RAMONITA MORENO

Víctima de un drama pasional ocurrido en mayo de 1936, murió a manos de quién había sido su novio, Raimundo Telésforo Morales, cuando contaba con 25 años.

Su cuerpo fue encontrado por dos niños que cazaban pajaritos semienterrado en un barranco a la altura de la calle Perú esquina Moreno. (En la actualidad un típico caso de femicidio).

Pronto aparecieron velas alumbrando el lugar y “el alma de  la finadita” no sólo fue motivo de oraciones sino también recurso de petitorio de gracias y favores. 

Su fama de milagrosa se fue extendiendo, excediendo los límites del barrio. Se recurría a ella por problemas sentimentales, atribuyéndosele la concreción de casamientos consideraos imposibles. Los pobres y los estudiantes comenzaron a acudir a ella en busca de soluciones que raramente negaba, lo mismo que en casos de enfermedades. 

En el cementerio San Vicente se le levantó un monumento mortuorio al que todavía se llega gente esperanzada en la intercesión de la Ramonita, a casi 80 años de su desaparición física.