Extraña apuesta en el cementerio de Luyaba.

Extraña apuesta en el cementerio de Luyaba.

Luyaba es una de las poblaciones más bellas de Traslasierra en la Provincia de Córdoba; ubicada entre San Javier y La Paz, en el camino llamado de La Costa que bordea todo el cordón serrano.

Una página web de turismo la define con una frase que la pinta a la perfección: “… En Luyaba hay solo un grupo de casas que aparecen entre las sierras, en este paraíso terrenal lo que sobra es paz, aroma a hierbas y un hermoso paisaje que enamora a cualquiera…”

Pero la historia que vamos a narrar hoy nada tiene que ver con las bellezas turísticas de Luyaba; nos vamos a centrar en un viejo cementerio ubicado en las inmediaciones de la localidad y una historia que se cuenta de boca en boca entre los lugareños.

Como sucede con este tipo de historias contadas de generación en generación no hay datos precisos sobre la fecha de los acontecimientos; algunos ubican la narración en la década de los 60, otros en los 70 y hasta algunos se atreven a decir que aconteció pasando el año 2000.

Un grupo de amigos jóvenes se habían reunido en una tertulia amenizada por algunos vasos de vino y una que otra partida de truco que para darle más emoción apostaban algo de dinero que obviamente ganaba el más mentiroso.

Al parecer ya entrada la madrugada, ayudados por el efecto del vino tinto,  se les ocurrió darle algo más de adrenalina al asunto y la apuesta era más fuerte.

Cada uno de los amigos debía elegir uno de los cuchillos que fueran diferentes para identificarlos y debían clavarlo en algún lugar del cementerio local; iban a esperar que amaneciera para corroborar que la prenda había sido cumplida y el que más lejos se había atrevido a clavarla ganaba la apuesta.

Pasó el primero de ellos y a los pocos minutos volvió con una cara terrible de susto pero asegurando haber cumplido la consigna; el segundo de ellos hizo lo propio, aunque más corajudo retornó con la cara llena de sonrisas; el tercero del grupo entró sólo para no quedar  como cobarde ante sus amigos; junto algo de coraje y enfiló por el oscuro pasillo del camposanto en medio de las sierras.

Con el correr de los minutos no regresaba, los amigos se miraron entre ellos y decidieron ingresar a buscarlo, lo encontraron rápidamente ya había decidido clavar su cuchillo a pocos metros del portón de hierro del acceso.

Pero lo más extraño es que lo encontraron sin vida, por más que intentaron reanimarlo el esfuerzo fue inútil, había perdido la vida.

Al parecer el infortunado apostador en el apuro por salir raudamente del lugar había clavado el cuchillo en el suelo clavando también  su propia ropa de abrigo y al querer retirarse sintió como que alguien tiraba de su poncho de gaucho y falleció de un infarto. Con el mismo, el tirón que sintió, sumado al terror y la tensión, le detuvo el corazón.

Esta historia se repite en muchos cementerios de nuestra Provincia, lo que hace complicado determinar a ciencia cierta si los hechos fueron reales pero usted que está leyendo esta nota… ¿Se animaría a ganar esa apuesta????