“Es mejor actuar y arrepentirse que no actuar y arrepentirse”

“Es mejor actuar y arrepentirse que no actuar y arrepentirse”

Soy Desyderius Erasmus, renacentista y como tal rebelde. Soy Cura, creo más en el hombre que circula por la calle, que en las jerarquías convictas en los palacios, castillos y conventos.


En mi época ignoramos un montón de cosas. Por eso no entiendo la petulancia de los que saben en la vuestra. Vosotros, los del siglo veintiuno, habéis perdido cosas importantes.


En el renacimiento los humanos tenemos menos bienes materiales que en el siglo veintiuno, tenemos un sistema de salud en donde la alquimia, la magia y el conocimiento carecen de límites claros.


Según me dicen tenemos una gran ventaja sobre ustedes, los del siglo Veintiuno: Tenemos curiosidad.
¿Qué os ha llevado a perder la curiosidad?, ¿Cómo fue que habéis dejado de preguntaros porqué el cielo se ve celeste? ¿Es que acaso preferís aceptar lo que os digan otros? ¿Habéis perdido la capacidad de pensar?


Por la época en que he vivido, gracias a la curiosidad que reinaba entre los hombres comunes que circulábamos por las calles de Florencia, de Venecia, o de Pisa; o de la curiosidad de los comerciantes por hacer una diferencia un día determinado, descubrimos algo increíble: La Política.


Tuve contemporáneos que sabían de esto, y sabían un montón, tanto que mi amigo Nicolás les regaló sus observaciones a los siglos venideros, sin que nadie lo supere.


Nicolás era curioso, además de pobre, un curioso que alternaba, como cortesano con reyes y como curioso, con los hombres comunes de su época. Nicolás era un renacentista común, no como Miguel Angel, el escultor, o como Leonardo, que fueron renacentistas extraordinarios.


Nicolás era común y corriente, tan común y tan corriente que pudo encontrar una de las reglas, que vosotros, al sur del mundo en el siglo veintiuno habéis olvidado: “Es mejor actuar y arrepentirse que no actuar y arrepentirse”.