Ansenuza: La leyenda de la diosa india del agua y la maravilla actual de la Laguna de Mar Chiquita

Ansenuza: La leyenda de la diosa india del agua y la maravilla actual de la Laguna de Mar Chiquita

Por Rubén Omar Scollo.

El espejo de agua conocido también como Mar de Ansenuza y que hasta mediados del siglo XIX llevaba el particular nombre  de “los Porongos”, debido a una especie de calabacita muy diseminada en la región; cuenta con seis mil kilómetros cuadrados. Aunque en épocas de vacas flacas o de sequía, suele bajar unos 4000 Kilómetros cuadrados  reduciéndose  en más de un sesenta por ciento  su superficie.

Según cuenta la leyenda, Ansenuza era una diosa india del agua, que habitaba una casita de cristal en la mar. Ella era supuestamente cruel y algo egoísta y  la única ofrenda que la volvía accesible, buena, era el amor de los mancebos.

La diosa vio cierto día llegar a las costas a un príncipe indio malherido; él, le sonrió tristemente; y  ella por primera vez, quedó flechada de amor. Aunque luego cayó en la desesperación al darse cuenta sobre el  destino que sufriría  su amado. Y fue esa noche que lloró  tanto que el espejo de agua se convulsionó y se estremeció. 
Al amanecer, el príncipe indio se había curado y las aguas ya eran turbias.

La leyenda dice que al joven príncipe lo fue convirtiendo lentamente en un bello flamenco y que a partir de allí comenzó a cuidar a la bella diosa. Ese el motivo (según describe la leyenda) que sus aguas además, sean siempre curativas.

La laguna de Mar Chiquita se formó en una época geológica  muy especial, el pleistoceno superior, y los afluentes principales son los ríos SEGUNDO, DULCE, PRIMERO Y PLUJUNTA. En sus aguas abunda el sulfato de sodio hecho que le da un carácter de salinización elevada. Claro está que en épocas de intensas lluvias o de aportes fluviales elevados, esas sales disminuyen considerablemente. Si en condiciones normales tienen la proporción de 260 gramos por litro de agua; en etapas  de lluvias disminuye a treinta y dos gramos por litro. Existen otras sales que nutren a sus aguas como cloruro de sodio, sulfato de calcio y sulfato de magnesio.

Luego de la inundación de 1977 y como consecuencia de haberse producido en esa época una elevación de las aguas no sólo Miramar de Ansenuza debió  mudar  su emplazamiento debido a su hundimiento; también numerosas islas  donde nidificaban flamencos al anegarse, perdieron gran cantidad de nidos. No obstante ese fenómeno, ejemplares adultos siguieron estando en la zona y ya en 1992 se produjo una estabilización de las aguas.

Lo cierto es que Mar Chiquita se encuentra en el primer lugar como superficie lacustre de nuestro país y es la cuarta más extensa de Sudamérica.  Pero a su vez ostenta otro récord y a nivel mundial, ya que  es el cuarto lago salado endorreico de la Tierra, y en la misma posición se encuentra como lago de planicie con mayor extensión del mundo entero.

La profundidad máxima fue la alcanzada hace dieciocho años que estuvo centrada entre los diez y once metros, esa fue una fase de nivel alto. En esa masa acuosa y en los alrededores,   pude hallarse una rica flora y fauna, aunque la laguna en sí, constituye por sí sola un ecosistema. Entre la vegetación más destacada  existe un denso bosque de chañares, quebrachos e isletas de palmeras. Puede ubicarse además, una avifauna que comprende unas trescientos sesenta especies, siendo  un veinticinco por ciento de carácter autóctono. Cifras realmente significativas y que engalanan la región. Las garzas azules, gallaretas, loros, halcones peregrinos, patos y flamencos son casi habituales. A los mismos se le suman otros animales como las nutrias y los quillás o coipos. En ciertos períodos pueden encontrase poblaciones de pejerreyes.

La Mar Chiquita cordobesa tiene varias islas, encontrándose la mayoría  en lo que corresponde al delta del río Dulce; al formar parte de ese núcleo la mayoría son bajas, anegadizas y con abundantes bosques. Y la pregunta que muchos visitantes siempre se realizan cuando se difunden informaciones acerca de sitios interesantes por conocer en la provincia es ¿qué sucede si voy hasta allí? La respuesta es, existe hotel, lugares para acampar y sitios para comer ricos platos. La ubicación es la zona noreste provincial y a unos trescientos setenta un km de la ciudad de Santiago del Estero.

Además, esa exquisita masa acuosa y sus alrededores, cuenta como todo sitio cordobés una relación con lo pretérito, con lo que “fue hace un tiempo en el reloj de la humanidad”. Es bueno para ese reconocimiento citar trabajos hechos por investigadores  que le dan a Miramar la importancia debida. Es que durante 2018 y gran parte del 19, el PAP (Programa de Arqueología Pública de la UNC), presentó la muestra (producto de diez años de trabajos) “Historias escritas en huesos; pobladores de la costa sur de la laguna Mar Chiquita”. La misma es una recreación descriptiva  de ilustraciones y textos con un basamento en informaciones y datos científicos. Durante esos meses se pudo ver en museos zonales cómo vivían y eran las comunidades indígenas  de hasta 4000 años AP (antes del presente). Otro resultado positivo de esas indagaciones científicas puede hallarse en la web;  el mismo puede cargarse libremente y “se centraliza en un diálogo de saberes en torno a la arqueología, la antropología, y restos óseos sensibles”. Ya las bajantes de la laguna en ciertas zonas, llegan muchas veces a dejar expuestos un registro arqueológico.

Lo esencial en todo lo descrito es que el visitante cuidadoso, no se comprometa en modificar lo que pudiera ver y no modificar “ese pasado”. Sólo se recomienda tomar buenas fotografías pero dejar todo tal cual se percibe como colaboración a un cuidado del Patrimonio Cultural Provincial. Por otra parte y con suma coherencia, decenas de visitantes avisan de los hallazgos a los museos locales y éstos, atinadamente lo notifican al Museo de Antropología para que este importante centro de la cultura cordobesa, se encargue de estudiar, documentar y acondicionar todo lo encontrado.

En definitiva, esa bella zona cordobesa, tiene sus sabias historias desprendidas de la mente humana. Pero para finalizar vale hacerlo con otra de las leyendas que dan vueltas por el suelo cordobés.