Tesoros cubanos bajo las aguas
Tesoros cubanos bajo las aguas

Tesoros cubanos bajo las aguas

Arqueología subacuática cubana y sus tesoros

 

Por Rubén O. Scollo

En la década del 70 surge la arqueología submarina en Cuba, con la creación del Departamento de Investigaciones Subacuática del Instituto de Oceanología. En ese período se excavaron las zonas de la península de Guanahacabibes (Pinar del Río), Guardalabaca (Holguín), y la zona frontal de la Bahía de la Habana. En esta última los trabajos se centraron en el Crucero de guerra español Sánchez Barcaíztegui, pecio de gran valor patrimonial.

Para llevar a cabo esas investigaciones el gobierno de la isla caribeña, tuvo que recurrir  a una búsqueda de fondos que fueron principalmente aportados por el Archivo General de Indias (Sevilla), el Archivo histórico de Londres y el Archivo Nacional de Cuba. Así comenzaron las campañas para descubrir el pasado del Real Fondeadero de La Habana (frente al Castillo San Salvador de la Punta);- Sambo (Archipiélago de los Canarreos);Sitio de los 5 cañones (Bahía de La Habana); Nuestra Señora de las Mercedes (Ensenada de Sibarimar, Guanabo) y  Cayo Verde (Archipiélago Sabana-Camagüey).

En Cuba, por referencias documentales, se conoce la primera labor de buceo, en Puerto Carena, durante el primer cuarto del siglo XVI. Actividad que aunque no se puede identificar con una voluntad arqueológica, sí denota un interés muy temprano de conocer el fondo marino, tan colorido y rico en vida como es el caribeño, y a su vez con tantos restos de desastres navales.

Posteriormente varias compañías de asentistas en San Cristóbal de la Habana (Ciudad colonial amurallada que conocemos hoy como la Habana vieja) se dedicaron al rescate de naufragios, labor remunerada en moneda fuerte.

Los  naufragios en Cuba se producían en el pasado a menudo. Es preciso tener en cuenta que todas las rutas comerciales de la carrera de Indias, que duró casi tres centurias, pasaban por aguas cubanas, condición que se acentuó con el protagonismo histórico de la colonia desde inicios del siglo XVI. Por otra parte se debe tener en cuenta  a  naves de gran tamaño (debido al largo recorrido que hacían) de difícil maniobra, que recorrían un litoral con disímiles accidentes geográficos, del que contaban con escasa información cartográfica, cuestión que empeora con las variables condiciones hidro-meteorológicas características del caribe.

Los navíos que no sufrían la desgracia por estas causas, a menudo chocaban con un problema más; la proliferación de la actividad de Corsarios y Piratas.

Hace más de medio siglo comienza la historia del descubrimiento del fondo marino, cuando el conocido explorador francés Jacques-Yves Cousteau y el ingeniero Émile Cagnan introdujeron la escafandra autónoma.

Los arqueólogos norteamericanos Peter Throckmorton y George F. Bass aplicaron sus conocimientos científicos en el contexto de arqueología subacuática, en especial en las técnicas de excavación. (Fuente: Revista de Arqueología Subacuática Latinoamericana)