La otra lucha de la resiliencia que conforma la Marcha de la Gorra

La otra lucha de la resiliencia que conforma la Marcha de la Gorra

Por Germán Lev. Especial para CodigoCBA.

Las organizaciones que conforman la Marcha de la Gorra, no sólo visibilizan su repudio hacia los casos de persecución, discriminación y de gatillo fácil por parte de la policía, sino que hace años que amplificaron su reclamo y se enfocaron en denunciar y exponer a los tres Centros Socioeducativos que existen en La Provincia de Córdoba, éstos son: el Centro Socioeducativo para Mujeres Adolescentes, el Centro Socioeducativo Semiabierto y el Complejo Esperanza.

Estas tres instituciones, conforme pasó el tiempo, han ido cambiando sus nombres con el fin de “simular” el rígido cumplimiento de la ley. Sin embargo, según las acusaciones de las organizaciones que conforman la Marcha de la Gorra, los niños y jóvenes que integran estos establecimientos se encontrarían privados de su libertad, bajo todo tipo de tratos vejatorios y ante el único amparo de un Juez.

Las “Cárceles para niños” –como las llama la agrupación-, son instituciones donde los jóvenes tienen el día por completo cronometrado, intervenido y controlado. Además, sus vínculos se encontrarían regidos por severos métodos de privilegio-castigo y de acceso-violación de derechos; tal cual funcionaría una penitenciaría. Por otro lado, la agrupación subraya que las víctimas que residen en los establecimientos duermen enrejados y que conviven con el miedo latente de ser encerrados en celdas o trasladados mediante esposas a un confinamiento solitario.

Parte de la problemática con este tipo de entidades socioeducativas son el difícil acceso por parte de los medios de comunicación independiente, así como los continuos frentes con los que el establishment intenta matizar o enmascarar los violentos hechos que se dan entre sus muros; no es inusitado que los internos que no se adaptan a las reglas de convivencias aparezcan muertos bajo una carátula suicida. Esta mecánica en los tratos hacia los reclusos –según las múltiples denuncias realizadas por distintas Organizaciones No Gubernamentales- es una constante que se repite a escala nacional en este tipo de Centros Socioeducativos.

Los Jueces de Menores, son otro de los focos que la agrupación de la Marcha de la Gorra, señalan; manifiestan que estos Jueces, en algunos casos, ostentan sus cargos hace más de veinticinco años (cuando los Centros Sociocultares existen hace veinte) y de que son los principales responsables de velar por la salud y vida de los jóvenes que habitan en los establecimientos. Por lo que, realmente, las vejaciones y maltrato a los “reclusos”, así como la corrupción que aqueja a este tipo de centros de rehabilitaciones educativos parecen estar lejos de terminar.

El viernes pasado concurrió la Marcha de la Gorra, cuyo recorrido comenzó en Colón y General Paz y finalizó en las inmediaciones de La Casa de Gobierno. Frente a las calles valladas y el ciclón de miradas de las fuerzas policiales que las custodiaban, el lema de la marcha se hizo sentir entre los resilientes que, bajo un cielo plomizo, clamaron justicia: “Ante la respuesta represiva, ¡somos memoria presente y lucha colectiva”.