Jean Paul Sartre, un idealista y filósofo que impactó al mundo europeo
Por R. O. Scollo
Jean Paul Sartre había nacido en Paris en junio de 1905 y luego de vivir casi setenta y cinco años de una plenitud filosófica sin límites, deja de existir no hace mucho tiempo, en 1980. Pero como todo pensador de época dejó huellas y un legado que contó con seguidores y algunos detractores. Sus padres fueron Jean-Baptiste Sartre, un destacado oficial naval, y Anne-Marie Schweitzer, prima de Albert Schweitzer. Su progenitor murió de fiebre cuando él tenía apenas quince meses, y Anne-Marie lo crió con ayuda de sus padres, Louise Guillemin y Charles Schweitzer, quien enseñaría todo sobre el campo de la matemática a Jean-Paul y le introduciría desde muy joven en la literatura clásica.
No obstante fue la filosofía , lo que atrapó a su vida desde la adolescencia . Ya a sus 20 años y con la lectura de “Essai sur les données immédiates de la conscience” (Ensayo sobre los datos inmediatos de la consciencia) de Henri Bergson, sus ambiciones filosóficas habían comenzado a expandirse en su brillante mente. Tuvo influencias de Immanuel Kant, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, y Martin Heidegger, entre otros.
Sartre, estudió en París en la École Normale Supérieure, donde se graduó en 1929 con un Doctorado en Filosofía. Durante sus estudios conoció a Simone de Beauvoir y a Raymond Aron. Sartre y de Beauvoir se hicieron compañeros inseparables para el resto de sus vidas.
Entre 1929 y 1931 fue soldado conscripto por su país. Declaró posteriormente en 1959, que cada francés era responsable colectivamente de los crímenes cometidos durante la Guerra de Independencia de Argelia (que era una colonia francesa).
En 1939, Sartre sirvió como meteorólogo en el Ejército Francés durante la Segunda Guerra Mundial. Pero en 1940 fue capturado por tropas alemanas que lo hicieron prisionero pasando nueve meses encarcelado en la ciudad alemana de Tréveris. No abandonó la filosofía durante ese período y, según su testimonio, escribía a diario apuntes en una libreta que conservó durante su vida en prisión.
Fue durante este tiempo de confinamiento cuando Sartre leyó la obra de Martin Heidegger Sein und Zeit, que más tarde se convertiría en una gran influencia para su propio ensayo sobre fenomenológico ontología. De regreso a la vida como civil, recupera su puesto de profesor en el Liceo Pasteur, cerca de París, y se instala en el Hotel Mistral. En octubre de 1941 se le concedió un puesto, anteriormente ocupado por un profesor judío al que se le había prohibido enseñar por la Ley de Vichy, en el Liceo Condorcet de París.
Luego de su vuelta a la capital francesa en1941, participó en la fundación del grupo clandestino Socialisme et Liberté ("Socialismo y Libertad") con otros escritores Simone de Beauvoir, Maurice Merleau-Ponty, Jean-Toussaint Desanti y Dominique Desanti. Más tarde se dedicaría al campo de la escritura dejando de lado la militancia política. “El ser y la nada surgió por esos días, y la misma fue una de sus mejores obras. El filósofo galo tuvo una gran cantidad de seguidores, hasta el presente y su legado literario todavía es motivo de estudio en muchas universidades del mundo entero.