EnREDados: Las redes y los adolescentes
Por Adriana Cometto. Corresponsalía Río Cuarto.
Abordar el tema de redes sociales en la actualidad es todo un desafío, dado que de forma directa o indirecta la mayoría estamos involucrados con su uso. Sin embargo su uso excesivo puede crear repercusiones no tan buenas en la adolescencia. En esta etapa de la vida predomina el interés por pertenecer a grupos sociales. La diferencia al utilizar redes es que pueden acceder a ellas desde cualquier lugar y dispositivo.
Como aspecto positivo de su uso en la adolescencia es que pueden continuar en contacto con amigos o compañeros cuando en la vida diaria resulta complicado hacerlo por distancias o tiempos. También son de beneficio cuando son usadas para compartir proyectos, actividades, e incluso en momentos de esparcimiento de no larga duración (tema que abordaremos más adelante).
Como aspecto negativo se juega el sentido de pertenencia, los adolescentes pueden estar dispuestos a ganarse la aceptación a través de fotos, videos, comentarios, conversaciones en el chat, que los lleven a ser reconocidos, valorados, respetados a costa de un sinfín de acciones que sin pantallas de por medio tal vez no lo harían. El atractivo de las redes puede implicar para el adolescente modificar como son vistos en la convivencia real ( fotos con su mejor perfil, expresión de sentimientos y pensamientos de acuerdo a la imagen que quieren mostrar).
Como madre / padre ¿qué puedo hacer?
Según la psicóloga Jean Twenge profesora en ciencias psicológicas de la universidad de San Diego en Estados Unidos, es importante comprender la interacción de los adolescentes y sus pares en esta etapa de desarrollo, pero es bueno marcar pautas sobre los horarios límite ( ejemplo: su uso hasta cierta hora, después de realizar tareas escolares). El diálogo y la información en la familia debe ser clara, advirtiéndoles (el ciberbullyng a través de las redes, acoso por parte de algún desconocido, presión por algún compañero para realizar actos que los expongan. Es fundamental hablar con nuestros hijos y fijar límites claros sobre estos temas sin dejar de ofrecerles nuestro apoyo y confianza.
En proyectos de investigación en la universidad de California, se advirtió que la luz emitida por los dispositivos electrónicos interfiere con la producción de melatonina (la hormona del sueño). En consecuencia se produce un sueño más corto y de peor calidad, produciendo ansiedad generalizada.
En la sociedad actual existe el “miedo” de estar desconectados y se hace latente una presión por estar conectados con los demás, con los “me gusta”, los “reposteos”… ¿qué pasa cuando la retroalimentación que recibimos no es buena? ¿cuándo no recibimos ningún “like”? ¿cuándo no queremos salir de casa porque preferimos estar frente a una pantalla?
Pueden sentirse parte de un grupo y validados aunque sea parte de una ilusión, sin embargo todo ello no se compara con las interacciones cara a cara o con las experiencias que se pueden tener lejos de las pantallas y redes sociales.