Valle de Calamuchita: Ríos cristalinos y aves silvestres decoran un maravilloso entorno
Rubén Omar Sollo
El Valle de Calamuchita es no solamente un sitio turístico especial, particular, sino que el mismo se dibuja entre ríos cristalinos que “lanzan sus aguas” montaña abajo sorteando los obstáculos rocosos del territorio. En sus sierras, anidan, se esconden, una innumerable cantidad de misterios, salpicados de mitos y leyendas. Es tierra de Comechingones, de inmigrantes europeos, de tradiciones que se mezclan creando un ambiente único; allí donde la vegetación y las aves silvestres decoran el maravilloso entorno.
Tal vez cuando se describe ese selecto lugar de la provincia de Córdoba, los turistas que arriban desde los distintos puntos del país, tienen en mente conocer Villa General Belgrano o La Cumbrecita, poblados con historias y orígenes alemanes, suizos, austríacos, italianos. Pero no obstante las tabernas, las cabañas o los restaurantes que son emblemáticos de esos lugares, en ocasiones son eclipsados por el paisaje autóctono y de aventuras de otros puntos de la región.
Sobrepasando los dos mil metros el cerro Champaquí, le da brillo a esos dos cordones serranos que atraviesan las sierras Chicas al este y las sierras de Comechingones al oeste. Ese hermoso sitio cordobés, alberga en su extensión siete embalses en los cuales la pesca es siempre exitosa, y los deportes acuáticos pueden practicarse durante todo el año. Es el entorno justo donde las ventajas de la región pueden aprovecharse al máximo realizando, cabalgatas, travesías en 4x4, parapentismo, montañismo, mountain bike, windsurf y un sinfín más de actividades.
Tanto las hermosas mañanas, los atardeceres repletos de bondades de la naturaleza, se ven reflejados en los numerosos espejos de agua, a los que se agregan cascadas y hoyas, generando conjuntamente paisajes de ensueño.
Cada una de las localidades del valle desarrolla anualmente sus festividades, en las que se pueden palpar, o ser partícipe de comidas y platos artesanales, de danzas específicas de cada colectividad y de mucho y variado entretenimiento.
La ingeniería presente en las centrales hidroeléctricas como Central Nuclear Complejo Río Grande, son paseos obligados al acercase a esta región, donde el desarrollo turístico ofrece una amplia infraestructura hotelera, contando con todos los servicios para el huésped.
Vale hacer mención que desde el punto de vista antropológico-arqueológico, un equipo de la Universidad Nacional de Córdoba hace una década atrás realizó en la parte opuesta a la citada central una serie de excavaciones, donde se descubrió un registro de un pasado aproximado a cuatro mil años antes del presente.
Raederas, lascas, cortaderas hasta tres esqueletos humanos determinaron en ese estudio dirigido por el investigador Eduardo Pautassi de dicha universidad, que esos cuerpos (luego de un riguroso estudio de radiocarbono) tenían los años descriptos. Los mismos pertenecieron a la etnia ayampitín, anterior a la comechingona y que dominaba esos sectores.
Es decir, esa unión de pasado, presente y futuro, le dan a sus localidades una característica única matizada con la esencia de las colectividades asentadas en Villa General Belgrano y La Cumbrecita, llegada al lugar de muchos puntos de Europa. Y no sólo esas dos bellas ciudades le dan vida al valle, ya que entre otros sitios para visitar y para que el turista quede satisfecho por su elección caben citarse otros puntos como: La Cruz, El Durazno, Athos Pampa, Embalse, Los Molinos, Santa Rosa de Calamuchita, Río de los Sauces, Los Reartes, Tancacha, Villa Berna, Villa Yacanto, Rumipal y Villa Amancay, entre otros lugares de privilegio.
Cada propuesta que ofrece el Valle de Calamuchita es diferente, es variada y tal vez, también tenga particularidades como no sucede en otros puntos provinciales.
Héctor Mariñas, habitante de la ciudad de La Falda, en otro valle, el de Punilla, comentó a nuestro medio: “mis vacaciones fueron en muchas oportunidades destinadas a recorrer lugares emblemáticos de ese hermoso Valle. Junto a mi mujer y mi hija, hemos ido en contadas ocasiones y la belleza de los lugares siempre nos sigue cautivando”.
Palabras más, palabras menos, la descripción vertida por un faldense no hace más que corroborar, lo que encierra ese punto incontrastable cordobés.