
Momia de un niño y efectos de estupefacientes
Restos de ayahuasca en el cabello y rutas de plantas psicotrópicas: así fue el uso de drogas en la civilización preincaica
Un exhaustivo estudio y análisis de momias halladas en la zona arqueológica peruana de Cahuachi, reveló a la comunidad científica hace días, la relación más antigua de la cultura nazca con los estupefacientes. El citado estudio se realizó en momias halladas en la zona arqueológica peruana de Cahuachi, en el departamento de Ica (Perú).(Fuente informativa EL PÁIS)
Según ocurría en esos tiempos, miles de años atrás, la cabeza de un niño fue entregada como ofrenda divina en la costa del sur de Perú para adorar a los antepasados, llamar a las lluvias e implorar por la fertilidad de las tierras. Un sacrificio que podría haber servido como obsequio para el dios Kon, el origen de todo lo creado, o para la divinidad femenina que encarnaba la madre tierra, representada con pechos prominentes y envuelta en iconografía de animales y plantas: deidades destacadas de la civilización preincaica que sembró los geoglifos gigantes que todavía hoy se pueden apreciar trazados sobre las pampas de Jumana, en la actual región Ica, a 500 kilómetros al sur de Lima.
Antes de la cruenta decapitación, la pequeña víctima consumió cactus de San Pedro, una planta espinosa con fuertes propiedades alucinógenas. La evidencia queda desvelada por el análisis toxicológico de las muestras de cabello de las 22 momias halladas por un equipo de arqueólogos de la Universidad de Varsovia (Polonia) en las imponentes ruinas del centro ceremonial de Cahuachi, lugar sagrado de la antigua capital de la civilización nazca.
El hallazgo de estos restos humanos conservados, correspondientes a varios períodos de desarrollo cultural de aquella civilización, expone el uso más antiguo conocido en la región sur de este cactus, originario del norte del país y fuente de mescalina, una droga psicodélica utilizada en ceremonias rituales y por la medicina tradicional desde épocas prehispánicas hasta nuestros días.
Los niveles de la sustancia encontrados en el cabello del niño, del que los investigadores no han podido revelar sexo y edad, constituyen, además, la primera evidencia de que algunas de las víctimas que se convirtieron en cabezas de trofeo recibieron estimulantes antes de morir. Algo jamás evidenciado antes en una momia nazca.
En los mechones del cráneo de una mujer se detectaron, además, sustancias psicoactivas procedentes de la hoja de coca. Una importante ofrenda que el Imperio Inca —que se establecería mil años después en la zona—, utilizaba para establecer el estatus en la jerarquía social, como pago y dádiva funeraria. Otras muestras del cabello de las momias también encontraron rastros de Banisteriopsis caapi, más conocida como liana, el activo principal de la ayahuasca, fuente de harmina y harmalina, dos compuestos utilizados en los antidepresivos modernos.
“En base a los componentes encontrados en infante, se puede pensar que el ritual del sacrificio implicó que al niño le dieran esta bebida sagrada elaborada de sustancias alucinógenas, o tal vez las inhaló a manera de humo”, señala Gabriel Prieto, profesor de arqueología andina en la Universidad de Florida. Un caso extraño para el especialista, “pues las cabezas trofeos solían corresponder a guerreros”, concluyó el científico.(AGRADECIMIENTO A DIARIO EL PAÍS- Andrea Arratibel, periodista e investigadora)