La importancia de la inmigración italiana en Córdoba
Interesante estudio acerca de la inmigración italiana en Córdoba
Por Rubén Omar Scollo
Ignacio Gregorio Tejerina Carreras (16 de septiembre de 1933- Córdoba - Córdoba 18 de febrero de 2016), historiador, profesor, escritor, genealogista e hispanista. Es considerado un genealogista de gran relieve en el medio.
Argentina es dentro de Latinoamérica, la nación que fue receptora de la contribución más abundante e importante de sangre italiana en la composición de su entramado social.
La mayor corriente migratoria que provino de la península itálica ha sido captada por la Argentina, en Sudamérica, y los Estados Unidos de Norteamérica, en el otro sector del continente. Y si a Córdoba vale referirnos junto a Buenos Aires y Santa Fe (actualmente según los últimos censos nacionales), ocupa los lugares preferenciales. “La primera oleada de migrantes de la península itálica fue posterior a 1853, año del juramento de la primera Constitución Nacional Argentina, aunque hubo pequeños grupos que ya se habían establecido anteriormente, como el caso de la pequeña comunidad formada por súbditos del rey Carlo Alberto de Cerdeña, que se establecieron en las primeras décadas del siglo XIX, instalándose en particular en la ciudad de Buenos Aires. Mientras, en la provincia de Córdoba sólo hay noticias del asentamiento de un pequeño grupo de piamonteses durante el gobierno del general Juan Bautista Bustos”, resalta en su exhaustivo trabajo el investigador Ignacio Tejerina Carreras.
La estudiosa de la comunidad italiana en la Argentina, Isabel Manachino de Roldán afirmó que allá “por 1869 la comunidad extranjera más numerosa era italiana y estaba mayormente concentrada en la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos”. El censo de 1895, a su vez, muestra la presencia italiana en la frontera con Bolivia, Paraguay, Brasil, la Patagonia y Tierra del Fuego. Claro que unos años más tarde, la corriente migratoria creció de forma acelerada, y pudiera afirmarse que más de 2.000.000 italianos fueron llegando de tierras europeas durante un período de diez años a principios del siglo XX. Pero fue en 1906 que, se registró el punto más encumbrado con el ingreso de unos 30 mil peninsulares.
“Ya el censo de 1960 muestra un aumento significativo de italianos, debido al breve e intenso flujo que se produjo entre 1947 y 1951. El censo de 1970 nos dice que los italianos representan el 2,7% de la población total de Argentina y el 29% de los extranjeros, cifras a las que hay que añadir el significativo porcentaje de aquellos que eran hijos, nietos o bisnietos de inmigrantes italianos llegados en el siglo pasado.
Con alusión a la provincia de Córdoba, los italianos superaron en 1869 al resto de los extranjeros, con la excepción de la capital, donde los franceses ocuparon el primer lugar”, afirmaba el profesor citado. El número de italianos aumentó a partir del primer censoi, donde de 396 censados en todo el territorio provincial se pasó a 22.230, veintisiete años después, en ocasión del censo nacional de 1890.
Gran parte de la oleada inmigratoria se trasladó al interior del país en la llanura, teniendo en cuenta todos los obstáculos que debieron sortear.
“Existen numerosos lugares que han nacido como resultado de la colonización italiana, entre los que se deseamos recordar la ciudad de San Francisco con 60.000 habitantes, situada al este de nuestra provincia, ciudad de gran actividad comercial e industrial, y, en el situada norte Córdoba, Colonia Caroya, nacida en 1876 y de dónde vienen familias provenientes de las antiguas provincias de Veneto”.
Por otra parte, en La Docta, se establecieron muchos italianos que inicialmente se dedicaron al comercio, como propietarios o empleados de: tiendas, carnicerías, tabernas, negocios de frutas y verduras, charcutería, tiendas de alimentación, mercerías, zapaterías, hoteles, restaurantes, cafés, confiterías, cines, teatros, etc.
La comunidad italiana ofreció su participación en el desarrollo industrial que tuvo lugar en Córdoba a finales del siglo XIX y en la actualidad. Las actividades industriales estaban vinculadas a aquellos comerciantes en virtud del hecho que el productor vendía directamente el producto al consumidor. Se encontraron italianos en el sector alimenticio y como propietarios de los molinos, panaderías, lecherías, cremerías, queserías, fábricas de fideos, hielo, refrescos y licores. En la mitad del siglo XX, abrió sus instalaciones en Córdoba una importante empresa italiana: la FIAT, provocando el arribo de una gran significativa cantidad de técnicos e ingenieros italianos.