El “Caso Dragon Ball”: Escenas de acoso sexual, censura en TV y polémica

El “Caso Dragon Ball”: Escenas de acoso sexual, censura en TV y polémica

Por Franco Droetta.

Unos días atrás, cuando culminaba el mes de Agosto, el Ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires denunció en la justicia la emisión del animé Dragon Ball Súper por la señal de TV paga Cartoon Network, haciendo referencia a una escena de la serie en la que se habría producido un abuso sexual. La queja se fundamentó en que el episodio cuestionado reproducía “el ejercicio de violencia sexual”, y lleva a un delito que “vulnera los derechos de niñas, niños y adolescentes”.

La denuncia llegó a la Defensoría del Público de La Nación, que a partir de los hechos abrió una investigación y convocó a las dos partes, es decir, al Ministerio del Poder Ejecutivo provincial y a WarnerMedia, empresa titular de la señal de TV infantil Cartoon Network y propietaria de los derechos de emisión del animé en cuestión para todo el territorio de América Latina. Como resultado de esa reunión, la emisora decidió quitar del aire la serie completa para toda la Argentina, evitando de esta manera consecuencias legales mayores.

Con esa decisión, se escribe un capítulo más a la larga lista de censuras y calificaciones previas que tiene nuestro país en toda su historia, principalmente en el medio televisivo. La decisión despertó todo tipo de reacciones y despertó el interés de distintos actores de la opinión pública como referentes sociales, medios de comunicación y fans de este tipo de productos culturales.

 

 

Para entender este suceso, resulta importante saber en qué consiste la saga de Dragon Ball, la cual tiene ya muchos años de vida y de ella se desprenden múltiples series e historias a lo largo del tiempo. Esta narrativa, creada por Akira Toriyama, comenzó como un manga (historieta japonesa) escrito e ilustrado por su mismo autor en 1984. La misma, narra la historia de Gokú, un extraterrestre con características de humano que pelea con enemigos de toda la galaxia y tiene como objetivo reunir (o encontrar) unas bolas mágicas que llaman a un dragón místico que concede cualquier deseo.

Unos años después, en 1989, se estreno la adaptación animada de la historia, llamada Dragon Ball. Tuvo tal éxito, que Toriyama continuó la historia de Gokú y el resto de personajes, narrando sus vidas a medida que fueron creciendo y luchando contra enemigos cada vez más poderosos. Fue así que se estrenaron, primero, la que quizás sea la obra más conocida del animé a nivel mundial, Dragon Ball Z en 1994, y cuatro años más tarde, su secuela, Dragon Ball GT.

Luego de varios años de pausa en la trama y de numerosas re-emisiones (y censuras) en diferentes canales de TV infantil debido a su alto grado de violencia gráfica, en 2015 se presentó la continuación de la historia, llamada Dragon Ball Súper, que se emitió de forma ininterrumpida en la señal de Cartoon Network diariamente a la medianoche, hasta fines de agosto pasado, cuando se hizo pública la denuncia.

Todas las entregas tienen a los mismos protagonistas, con Gokú como principal, y acompañado de otros como el Maestro Roshi, el anciano en cuestión que impulsó la advertencia del organismo bonaerense. En toda la serie, Roshi se muestra como un hombre de avanzada edad que tiene una especial debilidad con las mujeres, y en más de una ocasión se lo ve tocando alguna parte del cuerpo de ellas o diciendo algún comentario subido de tono.

Esto es algo bastante habitual en las obras de manga y animé japonesas, donde la construcción occidental de machismo casi no existe y las relaciones entre hombres y mujeres se establece de forma totalmente distinta a la normalizada en nuestra cultura. Muchas escenas o narrativas de diversas historias resultan “chocantes” o inapropiadas y se convierten en objetivos evidentes de censura.

En la escena que sirve de puntapié para la denuncia realizada por el Ministerio de Mujeres, el Maestro Roshi, pide que un animal mágico sea convertido en una bella muchacha para satisfacer su “perversión”, contra la que “no puede hacer nada”. Luego, la persigue y la encierra, en una casa que se sacude, mientras se escuchan los gritos de ella: “¡No! ¡Por favor! ¡Suélteme!”. Los otros dos personajes presentes, observan la situación contrariados, pero no hacen nada por evitarlo porque fue un “pedido del maestro”.
 

Fundamentos de la denuncia

En su cuenta de Twitter, la Ministra Estela Díaz explicó la medida de la siguiente manera: “Desde el @MinMujeresPBA expresamos nuestra preocupación ante la @DefdelPublico por la emisión de un capítulo de Dragón Ball Súper en el que se representaba una situación de abuso sexual por parte de un mayor hacia una adolescente en el marco de una serie destinada a la niñez”.

“La Defensoría del Público convocó a una reunión a la emisora en la que la empresa Warner manifestó que fue un error en la selección de los contenidos que se revisan incluso para evitar el lenguaje inconveniente, escenas de consumo de sustancias y situaciones de violencia. La empresa resolvió sacar del aire la tira. Cuidar a nuestra niñez es responsabilidad del conjunto. El diálogo permite construir consensos para respetar los derechos de todas y todos”, agregó la funcionaria.

Por otra parte, en la presentación formal del Ministerio, se expone que: “al tratarse de un canal instalado como referencia en contenidos destinados a la niñez y de gran alcance regional, no se realiza una supervisión exhaustiva por parte de las y los adultos a cargo, quienes depositan su confianza en los criterios de programación de los contenidos para esta franja etaria”, fundamentó el texto.

 

Numerosas voces en contra

Luego de estas declaraciones y de la cancelación efectiva del show por parte de la señal infantil, comenzaron a surgir todo tipo de reacciones, a favor en algunos casos pero principalmente en contra por parte de la gran comunidad de fanáticos de la serie.

Además, algunos referentes de la afición al manga y el animé en argentina, como la página que conmemora al extinto canal argentino Magic Kids y todas las series que transmitió, expresaron su descontento en redes sociales con un extenso descargo.

En el escrito, firmado por Santiago Alonso (uno de los integrantes del Proyecto Magic Kids), manifestaron su oposición a la medida: “El Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires presentó una nota ante la Defensoría del Público, quejándose por de una escena de Dragon Ball Super en la que el Maestro Roshi hace lo de siempre: intenta zarparse con una chica, algo que no sólo nunca logra, sino que además termina casi siempre con una respuesta violenta por parte de la víctima que , en clave de humor, lo pone en su lugar”.

“Ok. Queda claro entonces que todos los que hayamos visto o veamos Dragon Ball seamos acosadores en potencia ¿quién lo puede negar? Tenemos todo un Ministerio de la Nación que avala esa teoría y ante la "apretada", el canal Cartoon Network y su empresa WarnerMedia no sólo van a editar los capítulos, sino que directamente optaron por sacarla del aire y evaluar si vuelve o si no sucederá nunca más”, agregó el vocero de la institución que pregona por el animé en Argentina. 

A raíz de estas declaraciones surgieron muchas quejas y oposiciones a la medida, principalmente de aquellos que consumen animación y literatura japonesa. Durante todo el 31 de agosto, los términos “Dragon Ball”, “Cartoon Network” y “Especialista en Anime” fueron Tendencia en la red social Twitter, en una muestra de la polémica sobre una censura que, por otra parte, no es algo nuevo en la TV argentina, ni mucho menos en la transmisión de dibujos animados japoneses.

 

Una historia conocida

A pesar del revuelo, esta acción polémica no es nueva en nuestro país. Ni mucho menos lo es en materia de dibujos animados y en especial con producciones japonesas. A los ya conocidos hechos de censura sobre las obras escritas y audiovisuales durante la última Dictadura Cívico-Militar (1976-1983), en la década del 90 se sumaron otras, dirigidas por el organismo llamado Comité Federal de Radiodifusión (COMFER) que censuró y calificó, durante muchos años, diferentes producciones según su grado de violencia y contenido sexual.

El animé, por su propio origen cultural, cuenta con muchos elementos particulares que al criterio de los públicos de occidente pueden resultar chocantes, ofensivos y amenazantes. El caso más visible, entre los fans del animé, fue quizás el de la autocensura impuesta por el canal Magic Kids durante el período 1995-2005, en el cual se recortaron una gran cantidad de escenas de animes como Dragon Ball, Dragon Ball Z, Ranma ½ y otras producciones, por su contenido no apropiado para el target al que apuntaba la señal.

Lo llamativo (o diferente) de este caso ocurrido hace unos días, es que la denuncia se gesta en el marco de un nuevo movimiento feminista y defensor de los derechos sexuales de las mujeres y las minorías, algo que no existía (o no tenía la fuerza con la que hoy cuenta) en los años y hechos de censura anteriores. A pesar de su naturaleza completamente distinta, las medidas solicitadas son exactamente las mismas: la desaparición o el ocultamiento de las obras.

 

Fuentes:

TN 

La Tercera 

El Mundo Es