Sólo resta conocer la contundencia de un triunfo cantado
Por Miguel Apontes
Las encuestas que circulan, con diferencias en cuanto a los porcentajes de cada lista, son coincidentes. Pero quizás lo más certero sea la sensación en la calle, ese pulso social que responde mucho más a la intuición popular que al rigor de una estadística. Juan Schiaretti gana y lo hace con comodidad. En un escenario particular, donde también la prensa y sus más conspicuos representantes comentan el proceso electoral dando por sentado al seguro ganador.
Para el triunfo cantado de Hacemos por Córdoba en la Provincia el próximo 12 de mayo coadyuvaron varios factores. En primer lugar, existe un consenso ciudadano sobre la gestión del gobernador y su punto fuerte, por demás instalado en el imaginario: la obra pública.
Claro que deberá apuntarse también la debacle de la alianza Cambiemos por la falta de acuerdo entre sus dos principales referentes, Mario Negri y Ramón Mestre. Y, aunque los contrincantes más cercanos en la disputa no lo reconozcan –junto a los medios que abiertamente comulgan con el Gobierno Nacional- la crisis que enfrenta el país también sumó. Es que ya promediando la gestión de Mauricio Macri no es mucho lo que puede mostrar su gobierno; en términos de mejoras en la calidad de vida de los argentinos, la gran mayoría hoy se debate entre el cuidado del empleo o recuperar el trabajo perdido; ni qué hablar de los índices de terror que mes a mes conocemos de inflación, pobreza, endeudamiento.
Juan Schiaretti ganará la elección, solo resta conocer cuál ventaja sacará a sus inmediatos competidores. No es menor el dato: un triunfo aplastante lo erigirá como una figura excluyente del armado nacional con vistas a las presidenciales. Estará en la centralidad del Peronismo, un espacio que por ahora se muestra remiso a la unidad, más allá de que se acepte que así verá disminuidas las posibilidades de triunfo ante Macri. No son pocos quienes reconocen en Schiaretti dotes especiales para encarnar un proceso de unidad de la oposición, las espaldas anchas se las dará haber triunfado en el segundo distrito electoral, con el impacto político que implica haber derrotado a los hombres del presidente en Córdoba.
Y desde el mismo momento que se anuncien los datos oficiales del escrutinio, el eje de la política argentina pasará por Córdoba.