
Jairo, el intérprete cordobés que engalanó al mundo con su formidable voz
Por Rubén Omar Scollo
Jairo, nacido en Cruz del Eje como Mario Rubén González, no sólo es una de las mejores voces nacionales de exportación, sino que además de su figura delgada, de su personalidad carente de divismo, este representante de nuestra provincia pisó los mejores escenarios del mundo cautivando a públicos gustosos de la buena música.
Fue en la década del ´70 donde comenzó su brillante peregrinar en un mundo artístico que lo cobijaría más tarde en Europa durante varios años. Y en esa primera etapa junto a un compañero del colegio secundario fueron motivándose día tras día, con actitudes, acciones que los llevaron a componer canciones que el cantautor todavía recuerda. De sus primeras canciones seleccionaron una decena con el objetivo de distribuirlas por una buena cantidad de productoras musicales. Y como la vida de Jairo se centralizó en la constante lucha y el esfuerzo por mejorar, esos contactos arrojaron un por entonces buen resultado: la edición de un disco simple con sólo dos canciones.
Esa primera etapa atrapada en la tenacidad, no fue perfectamente aceptada por el público de entonces, no obstante a los dieciocho años, la fuerza de la juventud los hizo persistir hasta conectarlos con Luis Aguilé, ese cantautor compatriota radicado por entonces en España. El ya consagrado intérprete le había prometido al dúo escuchar las canciones y fue lo que sucedió.
Aguilé quedó anonadado con las interpretaciones de los muchachos cordobeses y les propuso viajar a España para grabar allí. La otra alternativa era que en Buenos Aires y a través de la compañía CBS, lo realizasen en la capital argentina.
Fue entonces cuando se dio una relación promisoria que lo llevaría meses más tarde a conectarse con el prominente músico marplatense Astor Piazzolla. Ya en el viejo continente junto con la colaboración de otro destacado rioplatense como Horacio Ferrer generan tres temas que quedarían en la historia: “Milonga del Trovador”, Hay una niña en el Alba” y “Le Diable”.
Esa incursión por Europa fue positiva, alentadora y comenzó por catapultarlo rumbo a un destino de triunfos artísticos. Gracias a sus condiciones y a las buenas relaciones con sus “compañeros de aventuras”, los ya consagrados Astor y Horacio, su etapa en ámbitos españoles y franceses fue adoptando colores de triunfo. Fue en 1982 que surge “L´amour au present”, que estaba conformado por canciones de distintas épocas musicales doradas.
No obstante los notables triunfos artísticos conseguidos por Jairo, esos hechos de lujo no le privaron de regresar en una etapa preelectoral argentina y cantar en la emblemática avenida 9 de Julio de la Ciudad de Buenos Aires ante casi un millón y medio de personas que ovacionaron al representante de Cruz del Eje, cuando de su garganta ilustre se desprendió la canción “Venceremos”. Era conocida su inclinación política y la afinidad que el cantante tenía con el radicalismo, y por ese entonces con quien sería el presidente pos proceso militar, Don Raúl Ricardo Alfonsín.
Pasada la etapa de los ochenta, su vida en Francia que lo había adoptado como un hijo pródigo, sus éxitos en España y otras naciones europeas, en 1993 le editan conjuntamente en Argentina y el país galo : “Flechas de Neón”. Dos años más tarde de ese nuevo logro, Mario Rubén González o Jairo, decidió al celebrarse los veinticinco años con su música, brindar una buena cantidad de recitales en la Docta.
En los mismos formaron parte de ese merecido homenaje para con su carrera, cantantes, compositores e intérpretes de la talla de Ana Belén, Mercedes Sosa, Eladia Blázquez, Lito Vitale, Pedro Aznar, Víctor Heredia y la “Mona” Jiménez.
En la actualidad con su familia dividida entre Europa y Argentina, Jairo transita un presente de notable reconocimiento nacional e internacional. Todo había comenzado en Cruz del Eje, en el norte cordobés. Allí donde dos jóvenes amigos habían decidido dedicarse a una carrera musical, que finalmente daría sus frutos.