
Gran aporte a la ciencia de una investigación submarina en Mar del Plata
Criaturas submarinas captadas por un vehículo operado remotamente en el cañón submarino Mar de Plata. La Universidad Nacional de Córdoba colabora con investigadores
La expedición científica Underwater Oases of Mar Del Plata Canyon: Talud Continental IV, que se viene llevando a cabo y se realizará hasta el 10 de agosto en Argentina, va hacia esas profundidades inimaginables. A bordo del buque de investigación Falkor, que navega a 300 kilómetros de la ciudad de Mar del Plata, viajan científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en colaboración con la fundación Schmidt Ocean Institute. Con la ayuda del robot submarino SuBastian, operado remotamente desde el buque, se toman muestras biológicas, agua, sedimentos y eDNA, además de grabar videos y tomar fotografías de la vida submarina hasta los 3900 metros de profundidad.
“En 2012 y 2013, científicos argentinos llevaron a cabo una serie de expediciones en esta región utilizando redes de pesca de arrastre. Con esas herramientas de baja tecnología, descubrieron nuevas especies y publicaron más de 60 artículos. Sin embargo, la distribución de estos ecosistemas dentro del cañón y sus estructuras ecosistémicas siguen siendo poco conocidas. Utilizando el ROV SuBastian, los científicos realizan las primeras observaciones in situ de esta enorme característica del fondo marino y documentarán la biodiversidad que alberga”, informó la fundación sobre la expedición.
Registros que darán varios años de trabajo
Doctor en Ciencias Biológicas, ictiólogo especializado en peces cartilaginosos e investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC) de Mar del Plata, Ezequiel Mabragaña es uno de los investigadores que está embarcado en el Falkor. “Es un cambio en el modo de obtener información sobre nuestra biodiversidad y nuestros fondos marinos argentinos. Las investigaciones se venían haciendo a través de artes de pesca, que permitían obtener individuos, pero a ciegas, sin saber dónde ni cómo estaban. Ahora podemos conocer las riquezas de los distintos microambientes, gracias a la tecnología”, cuenta.
Las criaturas de diversos colores también abundan en las profundidades
En su caso, que estudia peces, señala que el robot no puede capturarlos, pero sí registrar videos, fotografías y obtener muestras que después se analizan en tierra. “El robot tiene movilidad, pero por supuesto los peces son esquivos a cualquier captura. Hasta ahora hemos identificado unas 25 especies distintas de peces, tanto óseos como cartilaginosos. Pudimos identificar una gran diversidad de rayas de aguas profundas, que son de nuestro interés. Es impresionante poder observar su morfología, características y coloración. Me estoy focalizando en que los operadores del robot puedan hacer tomas lo más cercanas posible a los peces para ver sus características e identificarlos”. © Schimdt Ocean Institute
La campaña explora el cañón submarino Mar del Plata, una región de alta biodiversidad y escasamente estudiada del Atlántico sur. La misión cuenta con apoyo del CONICET y financiamiento internacional. Se transmite en vivo por YouTube. El equipo científico analiza múltiples estaciones de muestreo a profundidades que alcanzan los 3.900 metros, para estudiar la distribución de especies y su relación con variables ambientales, topográficas y oceanográficas.
La misión cuenta con apoyo del Consejo y financiamiento internacional, y representa un salto tecnológico y científico sin precedentes.
Pulpo de cristal
Conservación de ecosistemas vulnerables y ciencia multidisciplinaria
El Cañón Mar del Plata se encuentra frente a la provincia de Buenos Aires, en el límite entre las corrientes de Brasil (cálida) y Malvinas (fría), una frontera biogeográfica clave para el Atlántico sur. A lo largo de la campaña, el equipo científico analiza múltiples estaciones de muestreo a profundidades que alcanzan los 3.900 metros, para estudiar la distribución de especies y su relación con variables ambientales, topográficas y oceanográficas.
El equipo multidisciplinario está conformado por más de 30 científicos de instituciones argentinas, en su mayoría del CONICET, incluyendo el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN, CONICET) el Instituto de Biología de Organismos Marinos (IBIOMAR, CONICET), el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC, CONICET- UNMDP), el Instituto de Biodiversidad y Biología Experimental y Aplicada (IBBEA, UBA-CONICET), el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC, CONICET) y el Instituto de Diversidad y Ecología Animal (IDEA, CONICET-UNC). También forman parte investigadores de las Universidades Nacionales de Buenos Aires, Córdoba, La Plata y Mar del Plata.
De acuerdo con el investigador del CONICET en el MACN y jefe Científico de la expedición, Daniel Lauretta: “Este grupo, que cuenta con la participación activa de becarios, técnicos y jóvenes investigadores, aborda la exploración de hábitats marinos vulnerables detectando los impactos humanos, incluyendo basura marina y microplásticos, la biodiversidad bentónica (invertebrados y peces), la reproducción y biogeografía de especies profundas, el ADN ambiental, el carbono azul y dinámica de sedimentos”.
En cuanto a la tecnología novedosa como el ROV SuBastian, Lauretta, sostiene: “Apenas estamos empezando y ya vemos cosas increíbles: animales que nunca se habían registrado en esta zona, paisajes submarinos que parecen de otro planeta, y comportamientos que sorprenden hasta a los científicos más experimentados. Poder contar con el ROV SuBastian es un lujo, porque nos permite ver en directo lo que ocurre a casi 4.000 metros de profundidad, con un mínimo impacto sobre los organismos. Es como si tuviéramos un submarino con ojos súper sensibles que baja por nosotros y nos muestra todo con lujo de detalles”.
El investigador también destaca el impacto que tiene la transmisión en vivo en términos de comunicación pública de la ciencia: “Que cualquier persona pueda conectarse desde su casa y ver en vivo lo que estamos viendo nosotros, es una oportunidad única. De repente, la ciencia deja de ser algo lejano o inaccesible, y se vuelve parte del día a día. Además, nos obliga a explicar lo que hacemos de forma clara, sin vueltas, para que cualquiera lo pueda entender y disfrutar. Es una forma de abrir las puertas del barco, del laboratorio, y del fondo del mar, todo al mismo tiempo”.
Sobre los desafíos científicos que plantea explorar a casi 4.000 metros de profundidad, Lauretta, expresa: “Son muchísimos, todo allá abajo es extremo: la presión es altísima, hace mucho frío, y no hay luz. Pero además de los desafíos técnicos para llegar, grabar y tomar muestras, hay otro desafío más grande todavía: entender lo que vemos. A veces encontramos organismos que nadie había visto antes, o interacciones que no sabemos cómo explicar. Es como estar explorando otro planeta, pero debajo del agua. Y lo más emocionante es que, en cada inmersión, hay algo nuevo por descubrir”.
Entre otras acciones destacadas, el equipo espera generar modelos 3D de especies emblemáticas y producir material educativo para escuelas, museos y clubes de ciencia. Todos los datos recolectados durante la expedición serán publicados en repositorios abiertos como CONICET Digital, OBIS y GenBank.
Esta campaña da continuidad a las expediciones Talud Continental I, II y III, realizadas a bordo del Buque Oceanográfico Puerto Deseado del CONICET, que permitieron describir decenas de nuevas especies y revelaron una diversidad inesperada en corales de aguas frías, moluscos, equinodermos, ascidias, crustáceos, peces de profundidad y sus parásitos.(AGRADECIMIENTO DE CÓDIGOCBA AL CONICET Y al © Schimdt Ocean Institute)