Fernando Fader  o un artista plástico francés, que retrató paisajes cordobeses
Fernando Fader  o un artista plástico francés, que retrató paisajes cordobeses
Fernando Fader  o un artista plástico francés, que retrató paisajes cordobeses
Fernando Fader  o un artista plástico francés, que retrató paisajes cordobeses

Fernando Fader o un artista plástico francés, que retrató paisajes cordobeses

Fader: un artista plástico europeo, que amó a Córdoba más que a ningún otro sitio

 

Por Rubén Omar Scollo

 

Cada rincón de la provincia de Córdoba esconde desde naturaleza hasta los tesoros más destacados que fueron parte de la historia Argentina. Y sí, tanto las serranías, ríos y zonas boscosas, donde abundan desde las aves de bonitos plumajes, mamíferos y otros animales que le dan identidad a eso paisajes; como los legados dejados por personajes vinculados al arte, la ciencia y la historia, son orgullo de una provincia  auténtica e inigualable.

Cercana tan sólo a ocho kilómetros de Ischilín, en Loza Corral, lugar dominado  por un entorno único, se encuentra la casa que el célebre artista plástico construyó en esa localidad. La misma  atesora efectos personales, muebles, fotografías, libros y elementos de trabajo que Fernando Fader usó durante su residencia en este bello paraje del norte cordobés.

Fader estuvo allí casi veinte años, entre 1916 y 1935.Durante ese período,  plasmó en su pintura la belleza agreste del paisaje serrano, que lo marcó profundamente desde su llegada al lugar.

La ilustre y especial casona fue construida por el propio artista sobre jardines escalonados, y cuenta con un eficiente sistema de riego  también diseñado por  él.

 La morada que se mantiene en perfectas condiciones, posee dos ambientes muy acogedores, como el comedor y el estudio en el que Fader pintó algunos de los paisajes más bonitos de las artes plásticas argentinas.

Al ingenioso creador de obras que están expuestas en una  cantidad de distinguidos museos de la Argentina y el mundo, si bien puede considerárselo cordobés por el cariño que le profesó a la provincia,  hay que admitir que no había nacido en nuestro país.

Un  11 de abril de 1882 en Burdeos, vino al mundo este pintor paisajista que dejó de existir precisamente  el 25 de febrero de 1935 en el paraje que amó como propio y que adoptó como “su lugar en el mundo”:  Loza Corral.

Este francés acriollado fue el principal seguidor del impresionismo alemán. Ya en 1898 creó sus primeras obras pictóricas entre las que sobresale el óleo “El viejo piojoso”. Su primera etapa de estudios, es decir, su educación primaria, los desarrolla en Francia, su país natal, aunque luego su familia se traslada a Alemania donde inicia el colegio secundario. Allí en la Realschule del Rhin, dedica su tiempo a engrandecer su mente y empieza a tutearse con las primeras manifestaciones vinculadas al arte. Comienza por entonces a estudiar pintura con el maestro Von Zügel, quien era un partidario de la pintura al aire libre. Los ejes temáticos aprendidos de este pintor fueron animales y concepciones naturalistas de paisajes, derivados de la escuela de Barbizón.

En 1900 obtuvo su primer gran premio, una medalla de oro, y fue por su obra “Detrás del arco iris”. Ya  cuatro años más tarde regresa a la Argentina, de donde se había marchado desde pequeño, y lleva a cabo una primera muestra casi sin éxito.

Participó del grupo Nexus -de temática localista y técnica que vacilaba entre el impresionismo y el academicismo- , con Collivadino, Ripamonte, Bernaldo de Quirós y, marginalmente, Emilio Caraffa. Nexus presentó tres exposiciones que abrieron el camino al Salón de Primavera de 1911. Impulsado por su otra pasión, la ingeniería, invirtió toda su fortuna en una empresa hidráulica que lo llevó a la quiebra. Ese duro momento económico coincidió con los primeros síntomas de tuberculosis, que lo llevaron a buscar el clima suave de las sierras (de Córdoba) en 1916. Pintó en las Sierras de Achala e Ischilín, en poblaciones como Candelaria, La Higuera, Pocho, San Pedro Norte y San Francisco del Chañar.

De sus retratos, acuarelas y óleos,  se destacan “La madre “, “La mantilla” y “La liga azul”,  expuestas en el V salón Nacional de 1915, así como “La vida de un día”, serie de ocho telas de (80x100 cm) en las que se representa el mismo paisaje con sus variantes de luz a lo largo del día, pintadas durante 1917. Esta serie está expuesta en el Museo Municipal de Bellas Artes de Rosario "Juan B. Castagnino".

En su pintura se aprecian distintos periodos emocionales, como la etapa de interiores oscuros con predominio de los colores ocres y pardos y su otro momento de más luminosidad, donde la luz artificial cae sobre los objetos relacionando el color-luz con el objeto-luz.

"Sus paisajes serranos son uno de los momentos culminantes de la historia de la pintura en Córdoba. Su última obra es de 1931 y cabe señalar que sus creaciones pueden apreciarse entre otros lugares como el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires; el Museo de Bellas Artes de la ciudad de Rosario; y el Provincial de BELLAS Artes, Casa Fader de Mendoza.

En 1914 después de su quiebra, se instala en Buenos Aires y presenta dos obras en el Salón Nacional. Con "La mantilla" comparte el premio Adquisición.  Por otra parte, en la exposición Internacional de California gana el primer premio con "La comida de los cerdos"

En pocas líneas, se ha descrito quien fue un enamorado del suelo cordobés y uno de los mejores representantes nacionales de las artes plásticas.