Malvinas: Historias de héroes que aún siguen doliendo

Malvinas: Historias de héroes que aún siguen doliendo

Era una madrugada nublada la de ese 4 de Enero de 1982 cuando el joven Julio Herrera Vidal descendió del colectivo que lo trajo desde Pinamar hasta la terminal de Tandil.

Allí se encontró con otros cientos de jóvenes de 18 años que, como él, acudían llenos de ansiedad, miedos e incertidumbres respondiendo al llamado que la patria hacía para cumplir con el Servicio Militar Obligatorio.

En su caso, lo hacía un año después, pues se encontraba en EEUU estudiando gracias a una beca que el Rotary de Pinamar le había otorgado, y por ello, a todos esos sentimientos encontrados se sumaba el del fastidio, pues solo esperaba cumplir con esa obligación para con Argentina y poder volver a Estados Unidos a continuar sus estudios nada más y nada menos que en Harvard.

Así, se encontró esa mañana a primera hora ante la entrada de la 6ta Brigada Aérea de Tandil donde fue incorporado como "Colimba' de la Fuerza Aerea Argentina.

En la mañana del 05 de Enero fue trasladado junto a otros 350 soldados a la base aérea de Mar del Plata, la que sería su destino por el resto de ese año, donde comenzaría su entrenamiento militar.

Julio no sintió de entrada los rigores de la vida castrense, pues había sufrido días atrás un accidente en moto y su brazo tenía una herida que debía de cuidar, eso lo mantuvo aparte de las primeras "raneadas" y los duros primeros días de los colimbas argentinos,.

Gracias a ello, y a los conocimientos de inglés que poseía, su destino final fue la Jefatura de Artilleria de la Base Aérea Mar del Plata, donde entre otras cosas, se dedicó a traducir al castellano los manuales de los elementos que la unidad poseía.

"Corre, limpia y barre" es el significado de "Colimba", y es lo que todos los jóvenes hacían durante el año que debían pasar como parte de las Fuerzas Armadas Argentinas... pero ninguno de ello soñaba en como eso cambiaría drásticamente ese amanecer del 2 de Abril de 1982.

Para el soldado de la Fuerza Aérea Argentina Julio Herrera Vidal, de 19 años, así como para 9500 jóvenes argentinos más, el fin de la inocencia llegó a la madrugada, cuando un asombrado compañero se le acercó a los gritos y con una radio "Spika" pegada a la oreja:

-Tomaron Malvinas!- fue la frase que les heló la sangre, pues inmediatamente comprendió lo que para un soldado de Artillería Antiaerea como él, ello significaba: La guerra!.

Junto a sus compañeros, corrió a la Jefatura de la Unidad, donde todo era un pandemonio, pero nadie tenía aún órdenes de nada.

Sin nada mejor que hacer que esperar, se dirigió a cenar junto a sus compañeros, o a intentarlo, pues el silencio que reinaba en esa barraca y la sensación de sorpresa no le permitió más que llevarse bocados a la boca sin saber siquiera que estaban comiendo.

También cumplieron el ritual de irse a dormir, aunque esa noche los ojos se negaban a cerrarse con una mente que se poblaba de preguntas y de miedos hechos realidad.

Así, amanecía el 2 de Abril de 1982 y Julio junto a su compañero Jorge García consiguen permiso para ir a la ciudad de Mar del Plata a fin de poder despedirse de sus familias.

Ya en la ciudad Julio logró comunicarse con su padre y pedirle que viajara a Mar del Plata junto con su novia para poder despedirse de ellos, cosa que nunca sucedió, pues cumpliendo con la consigna dada, cada media hora debía comunicarse con su unidad y en la segunda llamada recibe la orden más temida: Volver de inmediato a la base!.

Los colimbas consiguen encontrarse con el Teniente Cruz y vuelven con él en su auto. 

Lo que quedó del resto de ese día, es apenas un recuerdo brumoso, pues la ansiedad de la inminente orden de dirigirse a la guerra los convierte en zombies que solo esperan el momento de escuchar la llamada a tomar las armas.

Y esta, finalmente llega a las 3 de la mañana, cuando Julio se encontraba en su cama insomne por segunda noche.

A las 3 de la madrugada las luces se encienden y el grito de un Suboficial catapulta a todos fuera de las cuchetas: -Vestirse de verde de combate y encolumnarse a la Sala de Armas a recoger equipo de movilización!-... la guerra para el Colimba Julio Herrera Vidal había comenzado...

-A dónde iríamos?... Que haríamos?- eran las preguntas que martillaban su cabeza mientras, fusil en mano y con la pesada mochila y casco ascendía al camión que lo conduciría a la 8va Brigada Aérea de Moreno .

En el camino la caravana hizo un alto en el A.C.A. de Dolores donde el miedo cedió un momento al sentir el cariño de la gente del lugar que se acercó de a cientos a los camiones militares para entregar a los soldados argentinos galletas, yerba mate y muestras de cariño para quienes se dirigían a uno de los conflictos bélicos que se inscribirían en las mejores páginas de la historia argentina.

Tras Semana Santa, la orden esperada llegó: -Nos vamos al sur!- les comunicó uno de los oficiales y así, Julio se encontró a bordo del avión que lo trasladó a Comodoro Rivadavia y de allí a Santa Cruz. 

Poco más de lo que ya se ha dicho se puede decir acerca de esta parte de la historia de nuestra Nacion: De esas pistas que Julio Herrera Vidal y sus compañeros defendían con sus piezas de artillería antiaérea partieron los aviones que pusieron a prueba el buen nombre da la marina inglesa, ellos se encargaban también de llenar de combustible las alas argentinas quer cabalgaban las olas hasta llegar a los buques enemigos. Esos colimbas continentales fueron los que, cargaron las municiones, misiles y bombas con que los pilotos argentinos hundieron 7 de los mejores navíos ingleses y derribaron decenas de los aviones y helicópteros más modernos del momento.

Pero a partir de 1988 nuestros heroes de la Fuerza Aerea Sur, enfrentan una segunda guerra, la que comenzó cuando el presidente Raúl Alfonsin firmó el decreto # 509 donde se les quitó sus derechos como Veteranos de Guerra junto con todos sus beneficios bien ganados en la batalla. 

Hasta ese avergonzante momento, todos y cada uno de los soldados argentinos del Teatro de Operaciones del Atlantico Sur, que junto a sus compañeros en las Islas combatieron al enemigo, cada uno en su puesto, y cada quien haciendo lo suyo, recibían los derechos de haber servido a su Nacion más allá de todo límite y obligación .

Desde 1988, todo cambió, y nuestros colimbas continentales de la Fuerza Aerea Sur quedaron desamparados. Es así, con el vergonzoso olvido como a Julio y a sus 9500 compañeros, les pagamos su coraje, arrojo y servicio hasta el día de hoy, despojándolos de todo.

9500 de nuestros mejores hombres del Teatro de Operaciones del Atlantico Sur, hoy aún siguen en guerra. Décadas después aún no pueden descansar en los laureles ganados sobradamente, pues ningún gobierno les ha devuelto lo que en nuestro nombre les han robado desde 1988. 

Todos los soldados que conformaron la bravía Fuerza Aerea Sur fueron condecorados por el Congreso y  la Fuerza Aerea; todos tienen sus ganados diplomas y medallas, más los deshonrramos quitándoles su categoría de Veteranos, sus pensiones, sus prestaciones médicas y previsionales. 

A ellos que nos lo dieron todo, los hemos dejado sin nada.

Y hemos sido todos, pues los gobiernos que se niegan a oírlos lo hacen en nuestro nombre, y ello no puede ser soportado ni un minuto más por ningun argentino bien nacido.

Este artículo es en honor a Julio y a todos los 9500 argentinos que nos defendieron desde las bases del Teatro de Operaciones del Atlantico Sur, para que abramos los ojos y levantemos los brazos, y para que gritemos fuerte por esta injusticia,  tan fuerte que nuestros gritos atraviesen los gruesos muros de los despachos oficiales de quienes deben tomar una lapicera y firmar el decreto que deje sin efecto esta injusta situación.

Es para que todos los argentinos tomemos el lugar que nos corresponde en esta lucha, juntos y a la par de nuestros veteranos del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur peleando por el resarcimiento de sus derechos merecidos como heroes de la Patria que son. 

Esta, es apenas una ínfima parte de esta historia que debemos cambiar antes de que quede plasmada definitivamente en las páginas de la Historia Argentina como uno de los mayores actos de injusticia cometidos en nuestra Nacion.

En posteriores entregas conoceremos al actual ex soldado de la patria Julio Herrera Vidal, sabremos de su amistad con un ex combatiente Inglés quien desde el Reino Unido está luchando hoy a la par de quienes ayer fueron sus enemigos y a los que hoy consume esta injusticia que Argentina está cometiendo con ellos.