Transporte urbano: El eslabón más débil es el vecino

Transporte urbano: El eslabón más débil es el vecino

"Las arcas municipales no están en condiciones de asumir otro aumento. El Estado municipal es el eslabón más débil", sostiene Pablo Farías, secretario municipal de Servicios Públicos. Por su parte, no son pocos los funcionarios de Ramón Mestre que sostienen, siempre en off, que el boleto debería costar “al menos 45 pesos”. Comparan el costo en Córdoba con su equivalente en pesos de Europa y Estados Unidos.

¿Qué puede pensar el usuario que ve esto mientras un paro encubierto como asamblea lo mantiene de rehén por horas?

Son mayoría los vecinos que toman hasta cuatro colectivos por día para ir a trabajar, a estudiar o a hacer trámites varios. También son mayoría aquellos que se quejan de la calidad del servicio, de la incertidumbre en épocas paritarias y de una tarifa que siempre “se actualiza” en contra del bolsillo.

Mauro lleva ya tres horas esperando el 12 en el boulevar San Juan. Dice que está resignado, que no llega para el almuerzo y agradece que en esta época no llueva tanto. Rosa, Andrés, Jonathan y Agustina piensan lo mismo. El consuelo es que el frío haya mermado esta semana aunque se pronostique una helada para el próximo lunes. Viven lejos, en barrios a donde a veces el colectivo directamente no entra. Algunos caminan cuadras hasta alguna avenida o ruta para asegurarse de tomarlo.

Ya no reniegan de las frecuencias y ni se sorprenden de que Ersa, la principal prestataria de la Ciudad, decida de una día para el otro reducir la cantidad de unidades en la calle. Cuando se enteran que las multas son ínfimas, solamente atinan a reírse.

Los empresarios nucleados en la Federación de Empresarios del Transporte Automotor Provincial (Fetap) volvieron a la carga con un pedido de aumento. Quieren pasar de cobrar $28 a $35 o que se aumente el subsidio, algo que Nación, Provincia y Municipio negaron, por lo que la suba está al caer. Cuesta entender que el eslabón más débil no sea aquel que viaja parado durante 50 minutos para no saber a qué hora volverá, a merced de un gremio que solamente logra perjudicar a otros trabajadores.